Transfugas


Los trabajos del celebrado Zigmunt Bauman abundan en vaguedades difícilmente asibles por lo metodológico y un universo categoríal que coquetea más con la metáfora literaria que con una herramienta del leguaje útil a la hora de hacer inteligible los objetos aludidos y sus problemas.

No obstante, sus textos guardan el encanto de una aguda intuición respecto a la experiencia histórica de nuestro tiempo. En Amor Liquido, el autor nos propone leer el carácter actual de las relaciones afectivas en base a una matriz cibernética que deposita en cada usuario la salvaguarda de su soberana potestad de conectividad y desconectividad a propio antojo. Vale decir, las personas establecen lazos en base a su voluntad de conectarse con los otros, pero del mismo modo se reservan la opción de eyectar a quien fuere de su vida en el momento que este así lo disponga.

Una vez mas la metáfora no es antojadiza. La cibernética, mas alla de las asociaciones con la ciencia ficcion que podamos llegar a establecer a primera oida, fue una corriente de pensamiento que toma su nombre del vocablo griego según el cual estaríamos hablando de una ciencia del control y del pilotaje. Asumiendo entonces la procuración por el control de la situación, la experiencia resultante es la de individuos/usuarios que capaces de controlar la situación. Ahora bien, la situación aquí evocada emerge como la ubicación espaciotemporal de cada individuo velando que las situaciones vivenciales se brotan en el plano de una construcción intersubjetiva.

El autor atribuye este modus vivendus al terror al compromiso. Yo diría que esto es mas bien un aspecto complementario de otros dos factores que se nos han vuelto intolerables: El conflicto y el dolor.

Ya se sabe, el conflicto, inherente a la condición política del ser humano, se ve cooptado por el consumo, en la realización de una vida confortable que nos permita su sublimación por vía de la simulación lúdica. Así el cazador deviene videojueguista y el revolucionario, votante.

Como fuere, el conflicto es algo negado, ya que este nos compromete y no precisamente en sentido en el que Bauman habla de compromiso, que creo interpretar como un compromiso trascendente, mas allá de la lógica costo/beneficio con el que la mercancía nos ha domesticado para movernos en este mundo. Más bien, un cuerpo de creencias que ponemos y sostenemos en común. Quizá la pista este en la etimología del término compromiso: Compartir la promesa.

Nos referimos aquí a que el conflicto nos compromete de un modo acaso más inmediato. En el aquí y ahora, en una compulsión a actuar. Nos expone a ser protagonistas. Y una probable consecuencia para quien se expone es el fracaso, la derrota, el dolor.

Ya se sabe toda la industria que se pone en marcha para los amorigeradores del dolor que van desde analgésicos (Con los cuales, paradójicamente, una publicidad nos alentaba desde las graficas del subte a “enfrentar el dolor”), hasta implantes estéticos. Modos de negar el dolor físico y espiritual. En un tiempo en el que el honor no se dirime poniendo en juego la vida en un duelo sino a través de demandas monetarias en la corte, no debería extrañarnos los ardides mediante los cuales se anestesia constantemente nuestra capacidad de resolver conflictos o padecer consecuencias. Acaso lo mejor del consumo es que siempre se puede adquirir una solución que nos libre de cualquier oprobio, llámese este servicio lavandería, divorcio u aborto.

Para redimirnos de la exposición a situaciones innecesarias o dolorosas, el moderno mercado ha instituido una forma acaso mas laxa y dinámica de relacionarse entre las personas. No hablaremos aquí de la experiencia temporal, para la que reservó una próxima entrada.

Señalaremos, sí, la contradicción en la que se ponen en juego los derechos del individuo para conectarse y desconectarse a voluntad y la de quien puede legitímenle sentirse estafado al ser unilateralmente desvinculado del lazo o relación de la que creía ser mutuamente participe.

Evidentemente nadie puede someter a otro a permanecer en compañía de quien no desea. Y acaso todo fin de una relación sobrelleva el recurrente lastre de que uno de los dos ya a partido y el otro todavía trata de metabolizarlo. Sin embargo siempre han existido pautas y rituales reparatorios con los cuales cellar estos trances. La novedad radica en el oficio de tránsfuga (en transito de fuga) de quienes ya ni siquiera voltean a dedicarle ese pequeño lapso de amargor al otro. Sencillamente cambian de canal.

El falico control remoto en nuestra mano nos habilita esa gratificante sensación de poder sobre nuestro pequeño mundo en una inédita precarización de la labor afectiva mediante dispositivos de deshumanizaciones tan maravillosamente sutiles y eficaces como la aparentemente inocua acción de eliminar un contacto del msn…

En este escenario imaginario en el que alguien no puede moverse como si estuviera solo en el mundo, se pondrían en juego el ejercicio de una libertad asumiendo también sus costos y responsabilidades. Nuestra época en cambio, ha formateado nuestras subjetividades con una desapasionada indolencia que nos arrebata de la posibilidad de conmoverse (moverse con o hacia) por el otro. De dejar de anteponer una lógica que solo actúa en función de la maximización de las propias gratificaciones para asumir que de vez en cuando debemos hacer las cosas de un modo que no nos gustan, por que es un deber hacerlo así.

A su vez, esta lógica del descarte y el zapping in continuoun genera una pasmódica atrofia de la experiencia, en la cual el gambeteo del dolor impide también todo crecimiento. Condenándonos a un eterno retorno como el del prometeo encadenado a quien los buitres devoraran sus entrañas una y otra vez, tal era la idea de castigo que los griegos concebían.

Poco parece lo que desde nuestra diminuta cotidianeidad podemos hacer para que estos dispositivos no nos ganen la cabeza o amortajen nuestra sensibilidad. Sin embargo a cada instante de nuestros actos ponemos en juego una elección soberana. Es menester inventariar nuestros hábitos para revisar que cosas realmente se condicen (aun conflictiva y contradictoriamente) con el deceso de nuestro corazón y que cosas son del orden de esa compulsión cobarde por abrazar cualquier destino que nos libere de la responsabilidad de nuestros actos. Siempre podemos equivocarnos, podemos incluso poner las cosas de tal modo que ya no allá regreso posible. Lo que no perderemos nunca es la potestad de volver sobre nuestros pasos y asumir los errores, reconocer que tal vez no fuimos tan maravillosos y aunque esto parezca al fin no remediar nada, será parte del costo de una experiencia en su doble acepción: Una justa y sabia elaboración de los equívocos y un experienciar profunda y amorosamente la vida.

Asimilando el impacto

Por estas horas algunos permanecemos todavía apesadumbrados por lo que este pasado domingo nuestro país acaba de definir para su rumbo histórico. La sensación es angustiante y ambigua. Escribir en estos momentos no es lo mas recomendable si lo que se pretende es una reflexión cuya lucidez resista una relectura mediada por el paso del tiempo. Pero algunos escribimos por que se nos hace imperioso expresar un parecer antes que por pretender la fijación en el mármol.

El voto popular ha hablado. Se prefirió “lo nuevo” que llega con pompa marketinera y zurfeando el residual menemista de la sociedad tinelizada…

Siempre que me cruzo algún socialista me tira su expletivo gorila de lo mal que anda el pais por falta de educación. Bajo esa constelación, se cuece el relato clasemediero que da sentido al error electoral en el que desde su perspectiva incuren los sectores populares toda vez que votan al imbatible peronismo. Lo cierto es que en dos escuelas de Villegas, partido de La Matanza, la gente que salía se quejaba por haber tenido que votar “a Narváez” o a “cualquier cosa” por que faltaban boletas del F.J.P.V. Se quejaban indignadas pero ya era demasiado tarde. Aquí si, la falta de educación, de una conciencia no se si cívica, pero si por lo menos emancipada o sabedora de ciertos derechos fundamentales, podrían hacer una diferencia. No se saca treinta por ciento en Matanza por casualidad, los punteros jugaron a dos puntas… ¿Y que queres? Se me dirá, y luego que “eso pasa por apoyarse en un aparato que no tiene mas dueño que el próximo portador de la caja”.

Pues bien, la transversalidad fue un proyecto simpático. Lo cierto es que las fuerzas bienhechoras del progresismo impoluto que pretendían conformar este espacio son señoras que gustan mas de compartir el te con masitas que de armar estructuras capaces de disputar la hegemonía territorial del PJ. En ese escenario, y con Dhualde operando desde las sombras el retorno a las malévolas “estructuras tradicionales” fue la salida univoca. Y así y todo…

Por otro lado, en un escenario tan critico como el que se viene vislumbrando desde la jodita de dividir el progresismo para darle el triunfo a Macri en la ciudad y la profundización de la crisis con la vendita 125, estos progres como la CTA, o las revolucionarias Liebres del Sur lo único que priorizaron fueron sus intereses de sector como organizaciones y no la responsabilidad histórica de respaldar un proyecto de peronismo mas o menos peronismo, o la configuración de un espacio, no digo anti, pero por lo menos no-stablishment…

Otro tanto queda para la obsecuencia del Evita y la Campora, nos dirán estos próximos tiempos que tanto estaban aquí por convicción o si ya comenzaron la fuga hacia donde soplen mejores vientos. Una cosa debería haber quedado claro para toda la clase media progre o Nac&pop: Los morochos NO SON DE NADIE. Ni con el camiseterismo peruca que solo pesca en la pecera y se masturba en la autocelebración exitista y la predicación sobre conversos, ni con el libre, refinado, esclarecido y pulcro debate de ideas (en plan Carta Abierta) se llega a algún lado.

Una cosa para concederle al autonomismo pedorrin es que el poder no esta en el Estado, (aunque su posesión sea un momento de cristalización de la correlación de fuerzas) lo vimos el año pasado cuando teniendo el aparato del Estado este gobierno fue incapas de aplicar retenciones a las ganancias extraordinarios. El poder se demuestra en la movilización o en las urnas, pero esto vela el trabajo previo. El poder esta en el consenso popular organizado. Y solo la militancia cotidiana con el cara a cara en el territorio es capas de parir este consenso popular organizado venciendo el discurso hegemónico de los medios. Así lo demostraron la vuelta de Perón, la revolución iraní y más recientemente el proceso venezolano.

Hasta que quienes nos reconocemos parte de un proyecto superador (pongámosle el nombre o asignémosle la identidad que queramos) no entendamos de una vez y para siempre que militar es algo mas que dedicarle algunas horas del fin de semana a alguna acción que nos lave la conciencia mientras cerramos la rosquita para el territorio, sino poner el cuerpo sin limites definidos para la esfera de lo “individual burgués”.

Asumiendo con abnegación que las sobras son para la basura; mientras que a nuestras convicciones debemos dedicarles lo mejor y mas primordial de nuestra propia vida, seguiremos bollando en un tiempo pesadillesco en el que los empresarios ganan cargos en la conducción política del país y los chicos del Bajo Flores con apenas once años ya cuentan con daños cognitivos irreversibles a causa del consumo de paco. Mientras tanto el común de quienes nos rodean solo tienen como proyecto, recibirse y formar una familia en el mejor de los casos, o planificar el tugurio y la cantidad de Speed con vodka para el próximo fin de semana en la gran mayoría, y quienes nos creemos portadores de una convicción emancipadora lloramos la tragedia de que nadie entienda que los buenos estamos acá, opinando desde nuestro blog en el living.

En la clandestinidad, desde algún lugar del Conurbano.

Espantagorilas

"Si no conseguís todo el bien que os proponéis, vuestros esfuerzos disminuirán al menos la intensidad del mal"
Tomas Moro


A esta altura del partido probablemente de nada balga la catartica reflexion que sigue mas que para dejar sentada una modesta posición en la blogosfera.
Sabidos son todos los desaciertos de esta gestión de gobierno, pero quienes disputan hoy su lugar en los espacios institucionales de poder rugen un noventismo revanchista que intimida con el horror de un cadáver vuelto de la tumba para rematar su faena.
También hay espacio para progresistas con votos éticos superadores que en lugar de replantearse el fracaso estrepitoso de la transversalidad, acumulan en señalar que están asépticamente libres de transitar “las estructuras tradicionales”.
Entre unos y otros se arraciman sobre el electorado como hienas en un basural con la señora de Noble como anfitriona. Salud señora!
Parece que la suerte de Lilita también esta echada, es un estorbo para impedir el triunfo amplio y esclarecido de Micheti. Ambas dos, las preferidas de los sectores mas instruidos, según rezaba un titular del gran diario argentino. Titular que también podría haber sido: “Los trabajadores votan al kirchnerismo” Pero claro, ya se sabe, son ciudadanos cautivos de las temibles redes clientelares de “los barones del conurbano”…
Conurbano que seguramente liberara DeNarvaes y el pjotismo disidente. Con un discurso minuciosamente pulido por infinidad de asesores, un caudal millonario invertido en venderlo como una marca de jabón y ni un céntimo de mística militante, “el colorado” desoja la margarita para catapultarse como opción de gobierno bonaerense en las próximas elecciones. Tras de el Duhalde se relame en la posibilidad de ajustar cuentas con “su chirolita”
Por suerte Pino se planta. Y consigue con esto el favor de Clarín que empeñado en comerle votos por izquierda a los K, le da el micrófono hasta en TN Ecología para que hable sobre la dilapidación de recursos naturales. Pino, que promete un revolucionario programa de estatizaciones de los recursos naturales y las industrias estratégicas cuando en su momento ni siquiera tuvo la honestidad intelectual de votar la 125, aparece acompañado de Alcira Argumedo (la intelectual orgánicamente ligada al revolucionario proyecto de Rodriguez Saa) en el programa de Grondona con quien dialoga afablemente. Es la maravillosa opción para el capitalino progre y clasemediero que el día de mañana podrá decir que gane quien gane, el había votado a Pino. Es el caso de los intelectuales de izquierda como Pablo Alabarces que se rasgan las vestiduras por las causas populares y en sus casas de estudio antipatizan con la facha de los militantes peronchos, pero simpatizan si con los patoteros progres de dreadclos… Un voto con el que el progre clasemediero pequeño burgués podrá dormir tranquilo con su conciencia mientras al país comienza a incendiarlo nuevamente la restauración noventista…
Así las cosas. Con el caballo de trolla de la derecha adentro, en la figura del lanchero manco. Con el aval de grupúsculos que pescan en la pecera ideológica en base a un despliegue propagandístico camiseteril, como el contubernio que lleva como dirigente a un muchacho cuyo único merito militante es el honorable don de ser hijo de desaparecidos… así renguea tortuosa nuestra esperanza.
Y gueno… La derecha desliza asolapadamente que al fin y al cabo esta es una elección mas. Igual que con la Chamorro en El Salvador, me dijeron. Que es sano que halla mas equilibrio en el congreso. De este modo la oposición acordara para condicionar todas y cada una de las medidas de este gobierno y san se acabo la falta de dialogo! TN anuncia su emisión especial de cobertura de las elecciones de este domingo bajo el suspicaz titulo de “El nuevo congreso: ¿Como será el país que se viene?” Vaticinando cambios en la correlación de fuerzas y es que probablemente nadie halla militado tan afanosamente la derrota del gobierno como su Pléyades de lamebotas del “periodismo independiente”.
La licuación de poder es la estrategia por excelencia del republicanismo gorila. ¿En todos estos años, podría haberse logrado con minoría en el parlamento?:
Φ Un modelo productivo que aun no redistribuye el ingreso pero que genera inclusión social a través de la generación de 4.000.000 de puestos de empleo, aun precario, pero del que muchos jefes de hogar en el conurbano están profundamente agradecidos. (Sobre todo quienes recordamos el modelo de privatizaciones, desempleo y exclusión progresiva que sumió a nuestro país en una situación de pobreza estructural como nunca antes había padecido.)

Φ La jubilación universal para 1.800.000 personas que jamás en su vida habían podido hacer aportes.

Φ La política de derechos humanos, que aunque aun insuficiente en cuestiones y necesidades coyunturales ha implicado una profundización del debate histórico sobre nuestra argentina reciente como no se había hecho en ningún gobierno de nuestra democracia.

Φ El avance en la política de integración regional, que lejos de someternos a las vergonzantes relaciones carnales, nos pone a trabajar dinámicamente en proyectos como UNASUR adonde las rectas del FMI (que hoy sumen en la crisis al mundo entero) no tienen ninguna posibilidad de ingerencia.

Φ El aumento del presupuesto educativo que ascendió de un 1,23% del PBI al actual 6%. Así como la recuperación de la enseñanza secundaria.

Φ El proyecto de ley sobre servicios audiovisuales, que permitiría que, entre otras cosas, Clarin deje de asfixiar la posibilidad de acceso a licencias a otros medios, desatoraría la uniformidad del mensaje por la tenencia oligopólica de medios, al tiempo que al romper con la concentración vertical de quienes producen y distribuyen contenidos, se abrirían muchísimas fuentes laborales para profesionales de medios.

Φ Las políticas de estatización/nacionalización, que van desde la expropiación del Correo a Mauricio, que aun debe tres años de canon al Estado; la recuperación de Aerolíneas Argentinas o la recuperación del sistema solidario de reparto que se encontraba en manos privadas generando ganancia para sectores cuya gestión en nada han demostrado ser mas confiables que un Estado eficiente.

Por este puñadito de cosas, que distanciadamente nos han posicionado de ese nefasto diciembre del 2001 donde en el conurbano, sin caceroleros, había familias velando pibes por que los cagaron de un tiro en una ola de saqueos… Por este puñadito de cosas, decía, vamos a tragarnos el sapo de Scioli (al menos por esta vez). Por ese ato de ratas sueltas que de algún modo que todavía no se entiende, fueron capases de sigsagueante irreverentemente al mandato de responsabilidad con el que el neoliberalismo nos había ungido; con todo y su retórica altisonante y su estilo “poco serio” es que desde La Sana Beligerancia vamos a votar al MATRIMONIO K. El progresismo realmente existente.

Un balance provisorio

El blog ha resultado una experiencia grata, después de todo. Me ha permitido organizar por escrito algunas ideas (que probablemente tomen forma mas acabada en algún trabajo futuro), bajo la inquietante posibilidad de la mirada inquisidora de algún lector ocasional.

Procurando siempre hacer de este espacio un momento de la emergencia de la subjetividad en lugar de un impúdico espectáculo del narcisismo del autor, no hemos abrevado en cuestiones biográficas, sobreentendidos para los íntimos u otros clichés del burdo pavoneo del plumaje virtual que el 90% de las bitácoras constituye. Muy por el contrario, el esfuerzo hecho desde aquí se ha centrado en gambetear la tentación de hacer de sus entradas una lamentable performance de las pulsiones ególatras de quien escribe. De evitar el pirotécnico exhibicionismo de sus altibajos anímicos o de ufanarse en una idiosincrasia que en su propio acto de autoafirmación da por tierra los argumentos que llamarían al interés de su lectura. En contraposición a esto, hemos procurado cultivar un ámbito disertatibo, de reflexión y (sic) debate. Sin por ello abandonar la provocación, el espíritu lúdico que se corresponde con toda búsqueda, o sencillamente de no permitirse digresiones estético/literarias en lo estilístico.

Sin embargo, y a pesar de lo hasta aquí sostenido, tal vez sea cierta la máxima mcluhaniana y, fatalmente, el medio no sea otra cosa que el mensaje. Por lo que este impondría la condición de posibilidad de sus contenidos. De modo que en los próximos párrafos intentare el ejercicio de hacer un balance personal de este año que se fue, horadando este (hasta ahora) sacrosanto blog hasta la banalidad mas angustiosa. Sean ustedes bienvenidos a la inauguración de nuestro periodo de decadencia en La sana beligerancia…

Concedamos por un instante que contra lo siempre aquí ratificado, la vida puede escindirse en áreas, en compartimentos estancos que parecieran no intercomunicarse. Que nos habiliten la impunidad de diseccionar fragmentariamente nuestra cotidianeidad y fingir que nuestro intimo tormento no lleva la marca de nuestras incoherencias y las contradicciones que nos ponen en tensión, sino que podemos referirnos a esa totalidad inaprehensible que constituye la experiencia en tanto proceso histórico, como si de una mecánica acumulación de elementos se tratase. Ajustándonos a este esquema, pasaremos a sobrevolar someramente lo que de cada una de estas instancias podemos elaborar como balance, esperando que al incondicional lector le resulte, no digo interesante, pero por lo menos curiosa la puesta en discurso que le compartiremos de aquí en adelante.

En lo político sin duda ha sido un año muuuuy movido, arrancando con la inflación que preparaba el terreno para la erosión de legitimidad del gobierno, a quien las mayorías populares no dudan en encontrarle repentinamente todos los defectos que los medios han intentado achacarle desde hace unos cuantos años (soberbia, desmesura, etc), al no ver cubiertas las expectativas de sus bolsillos. Justo allí… Zas!... la 125 y todo el quilombo que tubo en vilo al país durante tres meses y oportunismo opositor mediático/carriotista/derechoso combinado con la logística dhualdo/oligárquico/izquierdista en las rutas y las roscas de entre gallos y madrugadas le impusieron grandes limitaciones de gobernabilidad a una gestión para mi gusto ya pecaba de moderada.

Así y todo el giro estatista del último semestre con la recuperación de aerolíneas y las jubilaciones nuevamente a cargo de la gestión del estado resulto uno grata sorpresa.
De todas formas el kirchnerismo es un gran problema. Pilotea la coyuntura pero carece de proyecto. Aun así sigue siendo el "progresismo realmente existente" ya que todo lo que se proponga como su superación progresista (Estoy pensando en los sectores disidentes de la CTA, en Pino, y por supuesto la izquierda troska que se cae del mapa) no hace otra cosa que engordar los argumentos de la derecha. Al mismo tiempo la alianza de actores y sectores sobre el que el armado del kirchnerismno se ha constituido es el que le impone sus propias limitaciones al proceso.

De modo que la incapacidad del gobierno radica en la imposibilidad de pensarse como proyecto estratégico de Estado mas allá de las próximas elecciones, por lo que abala constantemente la conformación de colectoras de votos, algunas veces a cargo de piqueteros mediáticos, aunque ahora que ha quedado a años luz la "transversalidad" parece ser que en manos del propio PJ, que bien lejos están de constituirse en organizaciones político/ideológicas del campo popular capaces de acumular, sostenerse y crecer en el tiempo aportando a la reconstrucción de los lazos sociales que el proceso neoliberal a minado; con cuadros capaces de repolitizar allí donde hoy solo hay apatía y descreimiento, así como de movilizarse efectivamente en momentos de crisis. Esta orfandad de apoyo de las organizaciones de base se evidencio en este ultimo proceso de confrontación de intereses respecto de las retenciones, donde las ratas se paralizaron ya que no estaban seguras de adonde podría derivar la caja en caso de que todo fallara…

Afortunadamente el giro a la derecha que toda la sociedad viene padeciendo a partir de la recomposición económica de los últimos años, y la capacidad de hegemonizar la opinión publica en los sectores medios (principales beneficiarios de la recomposición económica que ahora que el plasma vuelve a ser posible en cómodas cuotas como con el 1 a 1 pide a gritos que le escondan a los pobres para poder consumir tranquila y por cuestiones de cultura política sigue oponiéndose al gobierno bajo argumentos meramente estéticos) no ha encontrado aun una expresión electoral que pueda representarlo, mas allá del esperanzado aval que los capitalinos le concedieron al proyecto nazimacrista. Habrá que ver que nos depara el 2009…

En la política de entre casa, es decir en mi vida como militante también a sido un año durísimo, desgarrador lo definiría. Compañeros de años ya no son tales. Se cumple la máxima de uno de nuestros viejos mentores que hoy se cruzo de vereda: "En política uno siempre se come un sapo"
El cimbronazo que sufrió mi propia organización nos a puesto a reflexionar en algo que se dice hasta el hartazgo, pero que hasta que no se padece en carne propia no se entiende. "Hay que separar lo personal de lo político". Lo cual, lejos de aseverar una escincion entre la dimensión del proyecto colectivo, trascendente y la de las preferencias personales, aquellas que nos unen a otros por afinidad y placer, mas bien da cuenta de lo ambiguo y contiguo de estas dimensiones. De lo que se trata entonces es de poder sopesar lo político, lo impersonal, lo proyectual, por sobre lo que a mi me gustaría… de modo que hemos tenido que resignar nuestra individualidad y dejar partir gente que apreciábamos, pero que aun así no ha tenido empacho en comportarse de manera ruin, y hasta eso hemos tenido que tolerar para salvaguardar la cohesión y la unidad de nuestra fuerza.

Esto también permitió una maduración a la que solo se accede abandonando la ingenuidad y la buena predisposición per se. De modo que el zarandeo trajo la llegada de nuevas responsabilidades que me expulsaron del tibio limbo de las adhesiones ideológicas que me permitían militar como acto ético/testimonial, para tener ahora que asumir un compromiso mas profundo en los espacios de conducción y poner mi (siempre insuficiente) experiencia al servicio de formar y encuadrar compañeros mas jovenes, contenerlos y afianzar juntos esta nueva etapa de nuestro proyecto político…

En lo afectivo también fue un año movido. Para comenzar, el amor llego a mi vida cuando creí que eso ya no pasaría, lo invadió todo repentinamente y en cuanto me comenzaba a percatar del prodigio, se rajo por la puerta de atrás, subrepticio como un ladrón. Un tormento fugas acompaño mis decensos a los mas profundos infiernos lacanianos y un tardío e inconcluso giro escatológico lapidaron la travesía. Podría incurrir en el lugar común de asumirme mas próximo al desengaño que a la promesa pero al fin y al cabo, los sueños derrotados son signo de la persistencia en la apuesta por los sueños y eso siempre debe ser motivo de celebración. Extraño periplo el de quien parte quedándose tan pobre habiéndome dejado tan rico…
Por otra parte, mi amor cordobes encontro una resolucion definitiba despues de años de herrancia. En el fondo las relaciones, como las personas que las construyen, no cambien. Solo se definen.

Terminando el año la vida sigue siendo generosa en los terrenos de eros, Dionisos es exuberante y prolífico y no tolera objeción a sus dones. Lo que si ha entrado en crisis en mi, es un suspicaz descredito a la viabilidad de los postulados monogamicos, por lo menos para mi vil e insignificante vida. Una bruja amiga me asegura que percibe en mi, sangre de un príncipe ranquel (¿?) y que por tanto tengo legitimo derecho a reclamar tres mujeres… yo no se si hay derecho para esas cosas, después de todo los goles no se merecen, se hacen…

En lo laboral, aun no he podido zafar de los ardides de la alienación del tardo capitalismo de servicios. Y aunque me vengan con que hasta mi edad buena parte de la bohemia porteña se ha ganado la vida haciendo encuestas, les respondo que personalmente detesto la bohemia. Todo ese mundillo intelectualoide/sensiblero que o bien no gustan de trabajar, o bien tienen las condiciones materiales de subsistencia lo suficientemente resueltas para no hacerlo y dedicarse a la masturbación estética y bien intencionada. Claro que yo no puedo decir que escape completamente al primer grupo de los antes mencionados, pero creo tener la decencia para no anteponer melindres de poetastro como argumento para mi flojera… probare la docencia este año, o me dedicare al emporio de la producción de la ensalada de fruta, pero aunque nunca es bueno escupir para arriba, tratare de no volver a tener que encuestar mas a ninguna abuela psicotizada con que quien le golpea la puerta es para sustraerle información para robar su casa (señora: Si la quiero afanar la espero tras la puerta a usted o a su nieto floguer y listo!)…
Lo artístico, que era algo que por un motivo u otro siempre he resignado, tiene perspectivas interesantes. Este año que paso, el blog me impuso producir, así como recopilar algún material que andaba perdido por ahí. Sin embargo no tengo muchas ganas de hacerme de un grupete literario rodeado de palermitanos que se creen la gran cosa por que se juntan a lucir sus vanidades a través de sus configuraciones textuales. Lo mío esta mas cerca del pogo, de la vitalidad artística que solo puede vivirse de forma visceral. La poesía, hoy día solo puede respirar enmarcada en un virulento riff, tal es la decadente sensibilidad de época capaz de vivenciar la frágil frontera entre fenómeno estético, ritual y manifestación de Dios… Este año que entra es el año de reformar la banda y creo haber encontrado la gente! faltan las groupies, pero ya estamos trabajando en eso.

En lo espiritual debo asumir que este año fue revelador en cuanto a la forma de aproximarme al misterio de lo divino y lo sagrado. A contrapelo del ascetismo imperante en las sectas tradicionales, mi aproximación mística a través de los excesos me ha brindado inusitadas experiencias ente el terror in totum que es el vértigo de la manifestación de la divinidad. El problema con la ofrenda Potlash es que: 1) La experiencia de lo sagrado se daba de modo colectivo 2) Los pueblos que la cultivaban respondían a mecanismos culturales de regulación que permitían la subsistencia de la esfera profana de producción y reproducción de la vida material. De modo que la aprensión de lo sagrado como experiencia deberá estar mediada por algún mecanismo que me redima de dilapidar compulsivamente. Creo que las lecturas de Bataille conjuntamente con los postulados materialistas de la teología de la liberación tal vez sean una combinación excesiva. Leonardo Boff, sin embargo, habilita un puente entre cristianismo y animismo que me invita a una incursión chamanica para este año entrante. Si finalmente encuentro un buen guía quien sabe si finalmente pueda experimentar con sustancias o plantas de poder…

Respecto de mi actual situación, bastara decir que el gran triunfo de este año ha sido mudarme finalmente a capital federal. El departamento me crispa al punto de caminar por las paredes. Añoro la posibilidad de salir a dar una vuelta, a tomar aire, o lo que sea, sin que mi recorrido este mediado por alguna instancia de consumo. No puedo negar sinambargo, que la oferta cultural es amplia, aunque la gestión PRO para el mes de enero es inexistente en materia de alternativas para pasar el tiempo.

Lo que realmente me molesta, aunque ya lo conocía de antemano, es la idiosincrasia del porteño caucásico medio. Esa cosa entre soberbio e impaciente o progre gorilon. Eso de celebrar el enrrejado de las plazas. Reproducir maquinalmente el discurso de clarín en los comentarios cotidianos. Tener horror a rozar otro cuerpo en el subte o en el bondi. Llevarte por delante en la calle y estar tan alienado como para culparte a vos por venir caminando en el sentido correcto. Resoplar y putear a los políticos sin jamás comprometerse ni cinco minutos para colaborar en algo de la esfera pública, por modesto que sea. Opinar cosas como que no hay que darle plata a los chicos que piden "por que fomentas la explotación" o que la culpa de todo en este país la tiene "la falta de educación" de modo que cuando todos estén escolarizados recién ahí van a poder "votar bien" es decir, como ellos votan… En ese panorama no puedo menos que sentirme el buen salvaje roussoniano… Hay que asumir que el conurbano bonerence, con sus limitaciones y su herencia feudal cuasi premoderna, sigue albergando en su maravilloso pueblo a los sectores mas progresistas del pais.

Para finalizar. Puedo afirmar sin temor a equivocarme que abrevando la tercer década, la experiencia vital condensa su ímpetu. A pesar de mi chicatera, los colores son mas vividos, los sabores mas exquisitos y variopintos, el sexo mas intenso, la reflexión mas aguda y el arte mas conmovedor y significativo que antaño. El gran desafio será abandonar el estado de gracia que hoy me envuelve para asumir la concrecion histórica, con sus heridas y suturas.

Contra lo que siempre desde aquí hemos cuestionado, hoy puedo afirmar que soy realmente pura potencia. Cualquier camino que tome a partir de hoy podría serme viable. Puedo ser un artista embustero, comandante de una organización insurgente, gurú de una secta extática, actor porno o delincuente (de entre cuyas formas, la del boquetero es la que mas me interesa) etc, etc, etc. Sin embargo no encontré aun la cosa a la que me placería dedicarme en lo inmediato, y en este sentido, por maravillosas y embriagadoras que se presenten las posibilidades y virtudes que uno alberga; cabe recordar que las cosas no valen por lo que podrían ser, sino por lo que finalmente terminen siendo.

Pero como todo lo existente lleva en si mismo el germen de su propia consumación. De modo que será cuestión de concentrarse en oir el profundo y casi imperceptible rugir de la latencia…
De todas formas, tengo a mi favor la profunda certesa de lo que jamas sere. Jamas me encontrara la historia dudando, tituveando, a la hora de ponerme en juego por alguna causa. Antes me encontrara equivocandome que pretendiendo salvar mi pequeña e insignificante conciencia. Tampoco habara situacion que arranque de mi un cato de traicion. Mi palabra siempre es una sola.

Hay quienes necesitan imperiosamente hacerse de una sensacion que les confirme que estan realmente vivos. Hay quienes solo el "fluir" parece confirmarles que las cosas comienzan a concretarse. Yo he tomado un camino mas costoso, el de heregirme, con todas mis infifitas limitaciones, en artifice de mi destino. Ya conprendi que la pura potencia es una ilusion. Que el eterno retorno es mas un anhelo que una realidad. Y aunque hay quienes siempre reaparecen bollando por los mismos sitios, existir implica una definicion. Una decicion soberana de la que asumimos que no habra vuelta atras. O en todo caso, una segunda oportunidad (con vocacion de definitiba), pero nunca un comenzar de cero.

El tiro con arco zen me enseño que no necesariamente es el yo, quien acierta en el blanco, sino mas bien quien suelta la flacha habiendose sincronizado con el preciso momento en el que esta inevitabremente esta en posicion de acertar en el blanco. de todas formas, sigue habiendo una decicion que tomar. Un yo que solo amerge afirmado en la accion.

Samsara...

Algunas veces la realidad nos aturde como un rumor avasallante y angustioso. Otras en cambio, se nos presenta tan transparente que su claridad meridiana no puede a los espíritus paranoicos como el de un servidor, menos que generar sospechas.

Morir y resucitar continuamente puede ser algo fatigoso para cualquiera. Pero a eso estamos llamados. Tal es el ciclo que nos antecede y trasciende en ese maravilloso caos sagrado en el que danzan sabiamente las esencias que preferimos olvidar.

Poner la otra mejilla y hacer carne la escupida injusta e inmerecida. Sin victimizaciones. Respirando hondo con la profunda serenidad de quien ya hace mucho a escogido para si una senda irrenunciable.

Tener la mano próxima a la espada y no permanecer indiferente ante al dolor. No ser cómplice con la desesperanza que no es más que otro rostro, acaso el más sombrío, de la muerte.

No dejar nunca de celebrar el milagro del encuentro y la desbordante exuberancia de la vida.

Tal es la jornada que elijo para que la parca, llegue a mi encuentro.

Hoy, mate en mano y en la intima soledad de una noche serena me visitan viejos conocidos. Las dulces promesas de amor que seguramente fueron verdades visceralmente acuñadas durante el frágil instante que contuvo su pronunciamiento. La sonrisa cómplice de un amigo que en la mala me reconoce entre los que sabe que puede contar. La contingente e inadvertida ternura de un momento familiar. El desencajado rictus de un enemigo cuando la verdad que sostengo se abre paso dejándolo en vergonzosa deshonra.

La imagen dialéctica, se compone de una mónada que sintetiza lo sido y el hora. Lo sido, sin embargo, dista mucho de ese dato del pasado, causal y empíricamente constatable. Antes bien, representa lo nunca acaecido pero que siempre esta acaeciendo. Su recuperación plantea el desafío de una reapertura de la historia. De un cepillar la historia a contrapelo hasta que surja, con la plenitud de un relámpago en media noche, una verdad en la que todo nos será revelado.

Los espectros que me visitan en el recuerdo podrían también retomar el amargo sabor de la decepción latente en cada uno de ellos. Esa seria otra faz posible de lo sido, y una decisión política soberana sobre el sentido de mi propia biografía. Al fin de cuentas el universo no es mas que voluntad.

Desde esa posibilidad, el sarcasmo es una tentación muy fuerte. Es una defensa legítima contra el absurdo de lo inmerecido. Una replica para dañar la integridad de la injusticia. Pero también, un paso más hacia el cinismo. Una forma del humor que engendra una visión del mundo que homologa el cambalache, demostrando que librados a una canallesca contingencia, no hay en esta vida razón alguna para sustentar la conveniencia de la virtud o el heroísmo. Esa, no es la verdad en la que he elegido creer.

Sin duda la risa es poderosa. Como contracara del llanto es una de las fuerzas que trama el sentido de nuestro paso por la tierra. Pero la insolencia de esta pierde en el estatus que uno tiene para con la solemnidad de las lagrimas. Que siempre parecen visitarnos en momentos trascendentales o de profunda gravedad. La dicha fecunda, el dolor da a luz, reza un aforismo de Blacke.

La risa emerge silvestremente entre los vaivenes del ajetreo cotidiano y a diferencia que el llanto no nos reclama tributo, sino que es pura gracia. Y como todo don, guarda para nosotros la decisión sobre su uso. El sarcasmo es su expresión mezquina, ya que es una violencia autoafirmativa del ego. Surgida de la impotencia ante una violencia anterior, pero que agrede el estatuto mismo del don, que solo es dado para brindar felicidad.

Además, mientras que la burla, con su particular impronta de espontaneidad, deja entrever el carácter precario y ambivalente de esas cuestiones que pretendemos sostener a fuerza de artificiosa solemnidad, cuestiona y rehabilita en un movimiento escatológico que tiene por finalidad la regeneración de la vida.

El sarcasmo, en tanto, es quizá más agudo en su estocada. Pero a diferencia de la burla, es fatalmente impotente para resucitar y regenerar lo herido.

Asumirnos como seres finitos, capaces de lo peor y lo mejor. Apenas destellos discontinuos en una gran rueda que generosamente mata y engendra. Portadores de un don y un tiempo limitado, pero no por ello inconmensurable en su experiencia. Saber muy en el fondo que se puede acceder al infinito mediante la propia finitud. Ese es el misterio que nos impulsa, a cada quien de las mas diversas maneras. Decidir cual o cuales son los caminos que arribaran al misterio y justificaran nuestro transito por este mundo y en la reapertura, que sobre nosotros, pueda hacerse de la historia es el imperativo existencial que nos reclama.

Digreciones sobre arte y vida





Esta es sin duda una época singular. La palabra amor circula con desmesurada facilidad mientras que otras como revolución casi no pueden ser pronunciadas sin sonrrojamientos.

Una de las características de este momento es la impunidad que la cultura representacional otorga. Todos podemos comunicar, sin necesariamente mantener vinculaciones con lo comunicado. En tal sentido, la clara imposibilidad del arte radica en la paradoja de que, en el borroso espacio que socialmente se le ha designado, a medio cabalgar entre la distinción “culta” y el entretenimiento masivo, no deja de interpelarnos como el último atisbo de iluminación profana que la secularización/desencantamiento del mundo nos permite; a la par de que su poder interpelador se diluye al no bien cerrar el libro, aparecer los títulos, o con la ultima nota del compás.

Sin embargo, este embelezo que podría rastrearse hasta los ritos dionisiacos, en los que a través del canto de las bacantes en el que poesía (poiesis), música y danza producían el efecto de despersonalización, mediante el cual los sujetos podían salirse de si mismos para abrasar algo trascendente, algo que ellos entendían del orden de la naturaleza del dios (del mismo modo que las reuniones evangélico pentecostales hoy día). Esta despersonalización, como la orgia comunal tan practicada por los pueblos antiguos, apuntaba a un desalienearse de la individuación para salir al encuentro de algo que nuestra cultura antropocéntrica no podrá traducir sino como en “el encuentro de los otros” .

No somos, sino en comunidad. Y el arte no es mas que el artificio que a través de los siglos continua tendiendo puentes entre nosotros y los otros que nos antecedieron. Asi como nosotros dirigimos nuestras propias cartas de amor a quienes vendrán, en cada producción artística de nuestro tiempo.

Sin embargo, la autonomía que el arte a ganado respecto del rito, así como de las demás areas de la vida, dista bastante del lugar que antaño ocupo, cuando lo útil y lo bello lejos estaban de escindirse tan trágicamente como la industrialización a propuesto desde hace algunos siglos. Hoy día el diseño y el confort han tratado de reauratizar lo producido pero ya no bajo la marca de una subjetividad creadora capas de imprimir y vehiculizar sentidos a través de sus huellas, sino bajo el lato signo del consumo y sus pretensiones identitaria como argumento.

Pero la escisión nodal entre arte autonomizado y herramental de uso, creo, se ubica cuando los ritos sacros comienzan a monopolizar la producción artística, dejando a la artesanía como una forma estética degradada dados sus usos mundanos y utilitarios. La vieja condena al trabajo manual como forma rustica y primitiva de la producción que las elites intelectuales (clero y gobernantes) no podían dejar de desdeñar.

Una vez en el polo de lo sacro, el arte se escinde del mundo para ocupar un sitial santo (etimológicamente: apartado por Dios). Más tarde, con su secularización, su lugar de autonomía continuo, aunque por otras vías. Podríamos ubicar aquí el momento del surgimiento del romanticismo y de la bohemia en las postrimerías de este, como una reacción al positivismo utilitarista y una cierta continuidad con la idea de sacralidad del arte solo que de modo profano. Paralelamente, los pueblos jamás abandonarían su producción de simbólicas, pero reservadas a los momentos de ocio dadas sus condiciones de explotación y enfrentadas al mundo del trabajo.

Esta confrontación con el mundo profano es lo que hace de la estética algo ideal. Un lugar desde el cual se puede fantasear, especular, cuestionar, repensar, todos los aspectos de la vida. El problema es que solo se accede a este universo a través de su representación. No hay real, apenas representado. Por ello recurrimos al arte, por nuestra imposibilidad de vivir todas las vidas deseadas. Por ello consumimos ficciones de otras épocas, o de universos imaginados por otras subjetividades. Para compartir (hacernos parte) de otras experiencias a las cuales la cotidianeidad nos inhabilita para vivenciar. Y esa es también la trampa. Precisamente por ello Platon, en un acto de totalitarismo sin precedentes, postula echarlos de la republica, ya que a diferencia del sabio, el artista no busca la verdad sino apenas su copia.

Los movimientos políticos de la modernidad siempre miraron con un ambiguo recelo a los artistas, por una parte anhelaban sumar su adhesión para el despliegue de consensos ideológicos, por el otro desconfiaban de la libertad critica que la creación requiere. Hay que hacer la revolución para que el arte sea libre y el arte debe ser libre para hacer la revolución, llego a postular Trotski en un acto de cínica demagogia. Sin embargo su aforismo no deja de evidenciar la estreches o vinculación entre los términos arte, libertad y mundo.

Me resisto a creer que el arte sea solo expresión hedonista de nuestra propia finitud. El arte enriquece conmoviéndonos (moviéndonos hacia delante) respecto de una nueva manera de entender las cosas. Sin embargo, esa nueva lucidez critica que el verdadero arte introduce. Esta conmoción que resignifica nuestra mirada de las cosas. Al estar encapsulada en la esfera estética. Es decir, ser algo del mero orden del discurso representacional. Parece exento de comprometernos a vivenciar sus postulados.

Muchos hacen una novela de su vida. ¿Pero quien toma el riesgo de vivir como en una novela? ¿Quién abraza sus propias quimeras y las juega a todo riesgo contra viento y tormenta, con pasión, convicción y hasta contradicciones como los personajes que tanto nos inspiran en la ficción? ¿Quién hará concientemente de su vida una historia bella de ser relatada, cuando nuestra cultura solo reclama mesura y pasivo consumo?

Los románticos primero, los surrealistas después, en un mundo irremediablemente secularizado trataron de superar la escisión entre arte y vida. Hubo un mundo real que se les interpuso trágicamente. Y que seguirá interponiéndose si no nos decidimos a tomar de una vez y para siempre el asunto en nuestras propias manos, haciendo carne la máxima de Nietzsche:
Vivamos. Pero vivamos peligrosamente!







El gusanillo del juego



Derribando a los dioses,
arrebatémosle su trueno y con este fulgor
azotemos la vida que no nos plazca o nos llene de miedo.

MARQUES DE SADE - LA VERDAD (1787)


Fuera de la lógica de Cazador a la que una inconmensurable mayoría excluida este orden social a arrojado; esta modernidad, tardía y fragmentariamente periférica en nuestro caso, va fagocitando toda expresión de potlash. Para luego reintegrarlo de modo reglado a la esfera del consumo. De esta manera pocas son las cosas que escapan al planificado resguardo de la mercantilización como simulacro de elección trascendente. De religación con lo sagrado. De tal modo que en un mundo en el que ya ni siquiera los duelos por honor son tolerados por la hipócrita chachara civilizatoria, el amor y la acción política aparecen, tal vez, como los últimos reductos en los que alguien pueden decidir verdadera y soberanamente ponerse en juego. Arriesgar irracionalmente la comodidad de lo acumulado para entregarse a una causa que dialogue con algo más trascendente que una pequeña necesidad satisfecha.


La exploración de esos laberintos que si bien, absolutamente contenidos en el ordenamiento mercantil del mundo, habilitan de vez en cuando la ilusión de desestabilizar el tedio, me llevo hasta ese lugar. No se trataba de un póker clandestino ni del hipódromo en el que Chinazki pasa los días en El Cartero. Ni siquiera un casino, apenas un bingo conurbanense, de esos que tienen tragamonedas como principal atracción.


Alli, en su anestesiador fulgor de luces y audios electrónicos que se repiten seriadamente hasta el aturdimiento. En un forzado despliegue de confort alfombrado y gaseosas invitadas por la casa, bajo la luz artificial que día y noche encubre el transcurrir de las horas, llegan desde las señoras paquetas hasta los obreros del recambio de hora. Persiguiendo la quimera de arrebatarle una pequeña porción de suerte a su malograda vida una multitud taciturna se agolpa en torno al enceguecedor glamour de rayos catódicos y personal gentil.


Los motivos se han desplazado de la sobriedad que la realeza de la baraja de poker exhibe para occidente desde hace varios siglos hasta otras tantas figuras que amenizan la falacia de un mundo de plena e inofensiva diversión. Así, desde exotismos egipcios hasta despliegues de gala de prestidigitador son conjurados por los pequeños universos electrónicos que impúdicamente se valen del Gato Felix, Alien, la iconografía de la revista Plaiboy o el serial televisivo de El llanero Solitario de los 50s para urdir un hechizo procaz pero efectivo.


La operación consiste en hacer tolerable durante esas horas el pecado contra el que la cultura martilla desde nuestra mas tierna infancia, la desmedida y el exceso que concitan una furia helenística ancestral. Para ello, este crimen debe diluirse en una serie de abstracciones que coqueteen con el olvido de las sumas que allí se pondrán a riesgo. Las maquinitas no mencionan cifras, sino créditos. Traducibles estos, en determinadas fichas de la casa, que lógicamente tienen su contrapartida en la primera abstracción de todas: El dinero (valor de cambio hipotético de la fuerza de trabajo, la alineación fetichista por excelencia como sabe todo buen marxista)


Las madrugadas están atestadas de solitarios. Y yo me convierto en uno más. Un cazador ritualista en busca de “la maquina que paga” tal es el argot minuciosamente circulante entre los habitúes. Al fin de cuentas desde hace algunos años, me digo, el amor no ha sido mí elemento. De modo que tal vez el juego pueda encerrar una experiencia mas grata. Pero un perdedor es un perdedor siempre y esa es una lección que a menudo pretendemos olvidar.


Juego un solo crédito por línea pero en las 15 líneas. De vez en cuando pruebo jugar en los dos sentidos. Contra toda lógica, los jugadores frotan lascivamente la pantalla de los tragamonedas con la esperanza de ejercer algún influjo sobre el resultado de una jugada cuyo algoritmo de ejecución ya esta dictaminado por un programa que desconoce el concepto de buena o mala fortuna. He allí otra irracional muestra de fe que persiste ante la secularización del proyecto moderno.


De vez en cuando la maquina traga algún vuelto y hay que llamar al servicio técnico, que se demora adrede para que uno no deje de apostar en alguna maquina aledaña durante la espera. Luego la empleada, de una elegancia rubia ensortijada impecable, nos dice con su mejor sonrisa que lo que vimos en la pantalla no es más que una representación, de modo que no queda otro recurso que putearse con el jefe de sala e insultar a su familia hasta que seguridad nos obligue a retirarnos por la puerta de atrás. Tramite engorroso e inconducente al que extraña vez se recurre.


Pocas cosas son más tristes que los placeres solitarios. Y aquí se ceban ancianos sin demasiado ya por hacer, cuarentonas en crisis matrimonial que subliman su libido en sementales de hipódromo electrónico y empleados que en su empeño de abandonar su desgastante rutina de privaciones dilapidan culposamente el salario del hogar.


Cual es el ciego misterio que reúne aquí todas las noches a toda esta gente para hacer algo que en nada nos relaciona? El mismo que reúne a una audiencia en una sala de cine podría replicárseme, absolutamente nada nos pone en contacto, pero así funciona el negocio.


Sin embargo hay una diferencia entre el pasivo consumo del arte que el guión de su mercantilización establece como desapasionada posibilidad de retorno a lo sagrado y este otro ritual, acaso mas antojadizamente cínico. Aquí, muy a pesar de que las estadísticas juegan del lado del taur, el sentido en torno a su participación radica en su propia imprevisibilidad. Un sobrecogedor impulso de fascinación con el riesgo, no necesariamente material, sino profundamente espiritual nos impulsa como a Moisés frente a la zarza ardiente del desierto. Es que a pesar de la santurronería cristiana respecto a la experiencia sacral, solo el embriagador resplandor de lo que trasciende las posibilidades humanas arrebatándolo de la sórdida producción y reproducción de su vida material, otorga en ese caos la vivificación que produce la revelación de esa otredad radical, sublime o terrible, la Divinidad.


Puede atisbarse la cara de Dios en el guiño o la bajada de pulgar de la fortuna. El azar, como los desastres naturales que originaron los primeros cultos chamánicos para apaciguar la ira de los espíritus y demonios de la naturaleza, se escurre de la pretensión de previsibilidad que los seguros sociales tratan de naturalizar, para sacar a luz ese primigenio impulso de estupefacción ante un poder que irreductiblemente determina nuestro destino.


Otra apuesta de suma cero. La legítima tiranía de la fortuna se hace hallazgo que nos desborda y arrebata de la fosa profana. Como la inmediata confirmación del impacto de nuestro puño frente al mentón de un canalla o el hallazgo de la emergencia del orgasmo en el rostro amado. Quien no pueda leerlo así, sencillamente no ha comprendido nada del misterio teológico ni de las experiencias mundanas.


Para el final de la jornada regreso furioso, estableciendo improbables conexiones entre lo hecho y lo que debí hacer en determinados momentos de la noche para una vuelta a casa con mas dignidad en los bolsillos. “yo no soy socialista – dice el padre contador de un amigo – pero el capitalismo es timba!”. Y así es, pero para colmo de males, la casa siempre gana.

Uno contra uno


Con la misma pasión de quien saca callos en las yemas en el empeño del dominio del diapasón de su guitarra, los nudillos se amoratan en los impacto que pulveriza los vasos capilares en los entre dedos.
No se trata de convertirse en una pelota de carne para lucir su musculosa en el boliche. Eso resta velocidad y explosión. Es para “paquetes” que van a estar en el suelo antes de poder notar tu fulminante recto al mentón.
No hay aquí estirados haciendo musculación frente al espejo mientras observan masturbatoriamente crecer el volumen de sus bíceps al confortable son del hard rock o el tecnoaerobico de turno. Es entre cumbias y cuartetos, que se busca ese límite a la resistencia física que implican apenas unos minutos de tirar desaforadamente guantes con un rival que de vez en cuando te toca la cara y te hace explotar de impotencia hasta que te encegueces...
Y es que después de seis rounds de bolsa los brazos se hinchan como los de un patova, si, pero con un hambre indescriptible de medirse ante un igual. Ruge la dilatación de las venas, queman los tríceps y las falanges quieren seguir impactando en algo mas estimulante que la cuerina de la bolsa.
Llegando la noche empiezan a caer los muchachos. Silenciosos, sus rostros cetrinos, amnésica herencia de principes mapuches, ranqueles o guaranies, descargan contra la bolsa la frustración de una jornada de humillaciones. De una vida de privaciones. De una rutina sin mas gloria que la mísera fortuna del pan sobre la mesa.
Algunos, unos pocos, buscan desesperadamente zafar de su condicion. Otros, quizá como yo, no pretenden hacer carrera. Solamente rehuir la domesticidad que la vida burguesa impone. Saber una vez mas que aunque sean trampas de la nada el arte y el amor, el cuerpo, irreductiblemente, siempre esta alli… Padeciendo, gozando, castigando… nadie puede refutarlo por que esta alli levantando testimonio!
La secularización del dualismo platónico-cristiano que durante todo el medioevo separo al cuerpo del alma, depositando en esta ultima todas las virtudes y haciendo del cuerpo la aborrecible expresión del pecado, privo a la corporeidad la capacidad de su propia experiencia. Si lo importante es el alma, que en la modernidad va a abandonar su escencialismo místico para pasar a ser otro tipo de entelequia como la mente, la razón, la personalidad, etc., esto ha engendrado que de ese polo quedara todo lo virtuoso. El verdadero espacio donde se habita el mundo. Por consiguiente la experiencia es encapsulada allí. Y del cuerpo ¿que queda?
Siendo apenas un envase, sin mayores profundidades ni complejidades. Siendo apenas un vehiculo para el ser. Una propiedad que arrastramos como un lastre y nos imposibilita ver la realidad trascendental que siempre es abstracta, porque todos sabemos que lo importante es lo de adentro ¿no?

Siendo así las cosas. El cuerpo solo será valorado como una extensión molesta pero necesaria. Por ello se lo resguardara como a una propiedad. Ya conocemos el slogan feminista pro aborto “Las mujeres tenemos derecho a disponer de nuestro cuerpo” Mas claro imposible. Lejos de pensarnos como una totalidad inescindible, o como diría Heidegger “somos nuestros cuerpos”. Estos emergen como “algo”, cosificado, por fuera de nosotros y sobre lo que tendríamos derecho de disponer…
Por ello, un mundo en el que lo mas importante es garantizar el derecho a la propiedad no puede sino desvelarse por que el cuerpo sea una cosa cuyo riesgo este fuera de la discusión. Allí radica la obsesión por la seguridad corporal.
Según Foucault esta sociedad no mata (salvo la pena capital que solo existe en poquísimos casos) sino que garantiza su benevolencia encerrando a los sujetos improductivos en cárceles y hospicios.
Tratados internacionales, hacerca de la guerra o los derechos humanos, imbocaran el rasgo humanitario en la abstencion del verdugo de vulnerar el cuerpo. De este modo se garantiza que la experiencia sea siempre solo simbólica. Que las consecuencias de los actos se castiguen, tal vez, pero que no se impriman en el cuerpo.
Cirujia, cosmetica y farmacopea mediante, el cuerpo se desintegra en la virtualizacion de su imagen. Renunciando al cuerpo, la posmodernidad lo recupera en la imagen del cuerpo que hacia fuera se requiere. Alli, la imagen del cuerpo, aparece Como el sitio de las potencialidades y posibilidades de mejoramiento del ser. Pero una imagen se cultiva a prueba de toda macula, de toda marca de la experiencia, se conserva contra la historia y el paso de la historia. Que en definitiva es marca y señal de vitalidad, de haber realmente habitado este mundo.
En la antigüedad, durante las invasiones romanas por ejemplo, el dicho vidi, vini, vincy ponía de manifiesto que ente la derrota en batalla lo primero que los vencidos perdían era su propia vida. El derecho de habeas corpus, fue posteriormente un privilegio de la nobleza. Una alienación de la clase dominante que renunciaba a exponer su cuerpo, ya que en caso de ser detenidos o vencidos por un ejército rival, los nobles invocaban este derecho a no ser tocados en su cuerpo.

Con la revolución francesa la burguesía doblo la apuesta y socializo así la alienación nobiliaria, haciendo extensivo a todos los ciudadanos la ficción de la impunidad de su carne.
Es que hay algo verdaderamente distorcibo cuando una persona injuriada en lugar de cobrarse la reparación en sangre, no digo la vida, pero si un combate; lo hace recurriendo a una corte y midiendo el tamaño del agravio en una suma de dinero resarcitoria!!!
Como es eso que ante la perdida de un miembro por parte de un empleado, un patrón se limita a pagarle sumas de dinero, las cuales hasta están cuantificadas respecto del miembro o el grado de incapacidad generada?

Apretan con rabia sus dientes el protector. Han renunciado hace mucho ya a una nariz perfecta, no temen a las marcas de la historia. Miden con el entrecejo fruncido cada golpe.
Y es que hay un oscuro designio que subrepticiamente los arrebata. Yo mismo he alucinado la cara de cretinos que han ofendido mi buena fe, asomar generosamente su rostro en la superficie de la bolsa. Por eso se, que mascullando silencio, detrás de cada golpe puja la frustración de quien nació para la guerra y solo puede tolerar los mandoneos de un capataz. Y con cada descarga emergen ante el aquellos en quienes se confío, se tendió la mano franca, y sin embargo nos han burlado apuñalándonos por la espalda. Y que en ese descomunal upercut no hay mas que el dolor de una mujer ausente… y tal vez en el mismo deseó de su regreso radique su fuerza.
Es que cuando todo lo demás se desmorona. Cuando a pesar de contar con las virtudes exigidas, la vida lo abofetea a uno, los puños desconocen jerarquías. Imponiéndose por su propia lógica habilitan la reparación de las ofensas. Castigando, en la figura de un ribal, un destino inmerecido restablecen el honor de los vencedores. De los justamente vencedores, ya que en el cuerpo que combate no hay distinción social como argumento. Solo hay dos, cara a cara. Uno ganara y en el mismo acto probara ser digno de tal victoria. Otro caerá, probando allí su insuficiencia. Apuestas de suma cero.
Esta verdad milenaria a sido enmascarada en la modernidad bajo el eufemismo de “deporte”. Sabemos que no se trata de eso. Se trata de la gloria en el campo de batalla. Se trata de ingresar a la historia de la única manera posible, que es poniéndonos en riesgo. Lo deportivo, es un adjetivo amorigerador. En el fondo lo que opera es la lucha. La noble lucha. Etica y justa. Aquella que premia y bendice la destreza y la dedicación sin mediaciones de ningún tipo, mas que la rotunda confirmación de un knockout hasta la lona...

Nacional y Popular


Nacional y popular fue apenas un nombre bajo el que se configuro el sentido de muchas intuiciones que en los años de mi adolescencia pugnaban por abrirse camino a mi identidad. Fue conectarme con toda una constelación de figuras, acontecimientos y sueños que atravesaban la siempre negada historia de luchas de mi pueblo.

Desde el ceno de un hogar de trabajo me desperté a la vida. Conozco la fibra con la que aquello que el mundo desprecia puede en los momentos mas pavorosos, romper el aislamiento, hacerle un lugar en la mesa a su vecino sin pensar en que comerá mañana. Conjurando así, el milagro de la multiplicación de panes.

Durante el holocausto menemista, tímidamente, desde una errática vocación por el trabajo comunitario, tope con las siempre bien intencionadas izquierdas que entre sofocantes dogmas económicos despreciaban la experiencia de aquellos con las manos encallecidas por el trabajo y el tiempo.

Es que algún misterio había tras el pabellón flameante que era invocado a partes guíales por quienes nos oprimieron y por quienes no nos resignamos a ese destino.

En los silencios del relato oficial encontré las fisuras, horadadas en ríos de sangre con los que las generaciones que me precedieron supieron regar sus sueños. Honrando a su vez los sueños de quienes los precedieron. Sueños que pueden y deben evocarse a través de las figuras a quienes les correspondió ser sus artífices, pero que a la vez los trascendían, ya que a diferencia del panteón burgués que distingue individualmente bustos y figuras ilustres con las que se nos pretende decir que la historia se ha hecho; nosotros sabemos que la historia no reconoce dueños ni capitanes, mas que el se encuentran en el reverso de su trama, como Pueblo en su conjunto.

Pueblo como agua que a veces es contenida por represas y otras su caudal todo lo desborda. Pueblo como sujeto y no población como mero recurso disponible.

Por eso cuando el Oscuro me da su sanguche diciendo “¿Si no para que somos peronistas?” me estremece una verdad en cuyos ecos cabalga la convicción de haber elegido el camino de lo Nacional y popular, que comulga en una herética eucaristía junto a todos los que a su modo y sin saberlo lo vivencian día a día.

Por que resuenan allí también los dulces bendings en escala pentatónica, la sensualidad de las caderas al son de la cumbia, el perfume a la piel de la chica que amo o los pliegues de las manos gastadas con las que cocía mi abuela.

Se de sobra que nada es en blanco y negro. Se que la desmemoria y el “salvece quien pueda” a sido sembrado por doquier entre los nuestros. Que aun quienes se reivindican compañeros, en su actuar cotidiano priorizan el bienestar personal a la lealtad, la honestidad y la consideración por el otro que una moral revolucionaria exige. Que quienes en el poder hoy dicen ser de los nuestros ya nos han crucificado en el pasado.


Pero también se que la historia nos reclama madures y grandeza. No para nuestra pequeña e individual “conciencia”, sino para asumir la responsabilidad de medir que en esta situación, esta gestión, con sus impresentables y todas sus contradicciones sigue siendo una mejor opción que la vuelta al holocausto apatrido. Que todo lo que ahora, que no hay ni cárcel ni tortura, hacemos alegremente, no servirá de nada si la desestabilización triunfa. No habrá mas blogs, ni poesía ni canciones mas que para el lamento de la oportunidad histórica que dejaremos pasar si no tomamos posición, aun a costa de nuestras reservas y criticas para con este gobierno, que no llego por casualidad ni por merito propio, sino a fuerza de toda la presión que mas o menos desorganizadamente el pueblo pudo imponerle a la propia historia donde el 2001 fue su el corolario trágico.

Por eso y por que la cosa esta así no tanto por el actuar de “los malos” sino por la parálisis de “los buenos”, llamo a todos, a quienes me conocen y a quienes no. A ponerle el cuerpo a este quilombo, a tomar posición, movilizarse y no quedarse al costado de la historia. Tal cosa no existe, quien crea que esto es posible vivirá de sorpresa en sorpresa toda vez que la historia se lo lleve puesto.

εποχη

De vez en cuando la realidad que nos circunda pone al desnudo su precariedad dejando entrever la fragilidad y contingencia que la sustenta.

La comunicación es tragedia y esta es una de las pocas máximas que un comunicólogo, que todo lo relativiza, puede llegar a erigir sin demasiadas salvedades, Tragedia en el sentido del fatal desencuentro entre lo que se experimenta y lo que de esa experiencia hay posibilidad de transmitir. De comunicar, de poner en común De compartir

La experiencia es intransferible, por tanto todo intento será apenas una aproximación, un esbozo. Nunca lo mismo, nunca lo que realmente nuestra alma atesora para el otro.

Aun así nos empeñamos, en el arte, en la filosofía y en el amor, en una apuesta de la que sabemos no habrá posibilidad de desenlace ideal.

¿Es real la realidad? se titulaba el trabajo mas afamado del recientemente fallecido Paul Watzlawick y mas allá del juego retórico, el trabajo planteaba las inquietantes sospechas que todos alguna vez debimos haber padecido y que de vez en cuando se hacen mas nítidas, sobre todo a la hora de rascar un poco sobre la superficie de un proyecto que emprendemos compartidamente. La realidad, sostendrá este autor, es fruto de la convención interpersonal y social, de los atributos que se asignan en un momento y lugar a las diferentes partes de esa ‘experiencia’ de realidad. Por eso, la realidad no es una, sino que la forman sensaciones, visiones e interpretaciones.

Sin duda esto que el discurso postmoderno de la diversidad puede hoy día hacer aparecer como una verdad de perogrullo es finalmente mucho mas radical de lo que parece, ya que será la “experiencia” de la realidad la motivación rectora de todos nuestros actos, y su carácter de artificialidad socialmente construida pone en cuestión toda exigencia de certeza en tanto ilusión de objetividad.

Cuando Verkeley sugirio allá por los 40s la idea de que la realidad no era mas que el constructo en el que las subjetividades deseaban creer, Stalin se burlo de esos postulados conminando a los fenomenologos a que constataran la artificialidad de lo real parándose frente a una locomotora en marcha.

Pero no es en este sentido en el que sostenemos aquí la premisa de que el mundo no es más que la resultante de un acto de fe.

Es evidente que aunque pudiéramos concederle a Hume que no existe ninguna evidencia certera de la existencia del universo ni del yo interior, en el trajín cotidiano debemos asumir que habitamos un mundo en el que se come y se da a luz, se vive o se mata. No ponemos entonces en cuestión las exigencias de un mundo físico que se nos impone. Sinembargo, retomando la distinción que Huxley trazara respecto a que por el contrario de lo que se cree, la experiencia no consiste en lo que nos sucede, sino en aquello que hacemos con lo que nos sucede; podemos sostener que mas allá de lo concreto seguimos siendo nosotros, cual minúsculo y caricaturesco Dios, quienes definimos una interpretación a partir de la cual nuestros actos cobran sentido, solo que de modo inconciente ya que disfrazamos estas operaciones pulsionales con un barniz discursivo que le brinda inteligibilidad y coherencia a nuestros actos para sostener una imagen de nosotros ante nosotros mismos.

Si como sostiene Harold Garfinkel la clave de lo que hacemos esta en el sentido común, en ese que nos impulsa a creer que existe algo socialmente compartido que hace que todos estemos sabiendo a que nos referimos cuando a algo nos estamos refiriendo, entonces es con el sentido común con el que construimos las cosas que hacemos. Y solo en esta acción las cosas cobran sentido, ya que el sentido no existe previamente a las acciones, y este es el aporte nodal de la etnometodologia, sino que son las propias acciones las que hacen emanar el sentido que las justifican creando la ilusión de que el sentido subyacía previamente.

Existen, entonces, verdaderos niveles de conciencia y creativos procesos de organización simbólica en la producción de lo real que nos sitúan o justifican nuestra situación en el mundo.

Esta mirada rayana en el solipsismo mas ingenuo a la que muchos recriminan el olvido de las relaciones de gerarquizacion y poder social que preexisten a las propias situaciones, tiene también la poca ingenuidad de tener en cuenta lo antojadizo, esquivo e irracional de los actos que cotidianamente tratamos de sostener bajo argumentaciones de lo mas variopintas.

Pero hay un dato de la realidad que a menudo se habré paso aun a través de todo ese andamiaje cultural que interponemos para ganar serenidad. Este dato no es otro que el dolor. El dolor como resabio de una conciencia que nos taladra en nuestros “olvidos”. El dolor de lo inmerecido gimiendo en el fondo de nuestra alma o clamando en la mirada doliente de otro rostro que nos interpela.

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Todo comunica decían los de Palo Alto, es cierto, pero lo comunicado estará siempre mediado por una subjetividad cuyas posibilidades de resignificación indefectiblemente escaparan a nuestras intenciones primigenias. La subjetividad es la dulce maldición de ser humano, estar confinado a una mirada que nos posiciona como sujetos en lugar de la ciega objetividad del carácter ontico. Es también la posibilidad de desalienacion en el encuentro con el otro. En el deslumbramiento de otro que con su diversidad puede enriquecernos acerca de nosotros mismos, revelando, iluminando la opacidad del mundo que nos encapsula, que nos sobreviene en nuestra finitud.

Y solo será en ese contraste, en esa confrontación en la que el otro nos refleja la real distancia entre lo anhelado y lo posible, entre lo soñado y lo vivido. Vale decir, las definitivas dimensiones (o por lo menos los limites concretos) de ese totum revolutum al que designamos pretenciosamente como realidad.

Si como sostenía Sartre, finalmente el infierno son los otros, esto es por que solo por fuera de uno las cosas que vehemente sostenemos pueden repentinamente desmoronarse perdiendo toda capacidad para justificarnos y conjurar la serenidad de estar haciendo lo correcto.

Aun así, existe en el intercambio íntersubjetivo la capacidad del consenso, la necesidad de cooperación en la producción de lo real. Que no necesariamente nace de una elaboración racional entre pares, sino de la voluntad de construir un horizonte común para habitar el mismo mundo. Un angustioso imperativo de fundir horizontes, para ser parte de una misma experiencia, para ahuyentar el malestar del sombrío encapsulamiento. Para existir en la mirada del otro. Para ser redimidos en la evocación de una memoria que nos honre en el recuerdo de las vivencias compartidas. Por eso lo odiamos, por que nuestra autonomía siempre es relativa y nuestro destino será frecuentemente ofrendado a una voluntad ajena. Por eso lo amamos, por que no sabríamos quienes somos realmente nosotros mismos si no hubiéramos compartido unas sabanas colmadas de esperanzas.

Viéndoselo bien, todo consenso es arbitrario.

Bajo nuestros actos no hay mas que deseo, aunque a los budistas les joda hacerse cargo de esto, deseo y voluntad son las fuerzas que nos rigen y sin las cuales solo habría un ascetismo estéril y tanático que clama por la mortificación del cuerpo y ofende la sacralizad de la vida.

¿Cuál es el lugar a donde van a parar las constelaciones en las que de vez en cuando emerge el milagro del encuentro?

Ese que amaga con el hallazgo de lo definitivo, de lo inalterable… que pretensión la de nuestra finitud!

Que empeño en la perdurabilidad y la trascendencia. Quizá también halla allí una pulsión tanática por continuar apostando cuando sabemos que lo único definitivo es que nada permanece definitivamente en su sitio. Y si como bien dice Dolina, el que no parte se queda solo, solo resta entonces continuar la errabunda senda en la que no por efímero nuestro paso se convierta en mezquino y abandonarse abrazando agradecida y generosamente a las quimeras vividas y aquellas por llegar.