Samsara...

Algunas veces la realidad nos aturde como un rumor avasallante y angustioso. Otras en cambio, se nos presenta tan transparente que su claridad meridiana no puede a los espíritus paranoicos como el de un servidor, menos que generar sospechas.

Morir y resucitar continuamente puede ser algo fatigoso para cualquiera. Pero a eso estamos llamados. Tal es el ciclo que nos antecede y trasciende en ese maravilloso caos sagrado en el que danzan sabiamente las esencias que preferimos olvidar.

Poner la otra mejilla y hacer carne la escupida injusta e inmerecida. Sin victimizaciones. Respirando hondo con la profunda serenidad de quien ya hace mucho a escogido para si una senda irrenunciable.

Tener la mano próxima a la espada y no permanecer indiferente ante al dolor. No ser cómplice con la desesperanza que no es más que otro rostro, acaso el más sombrío, de la muerte.

No dejar nunca de celebrar el milagro del encuentro y la desbordante exuberancia de la vida.

Tal es la jornada que elijo para que la parca, llegue a mi encuentro.

Hoy, mate en mano y en la intima soledad de una noche serena me visitan viejos conocidos. Las dulces promesas de amor que seguramente fueron verdades visceralmente acuñadas durante el frágil instante que contuvo su pronunciamiento. La sonrisa cómplice de un amigo que en la mala me reconoce entre los que sabe que puede contar. La contingente e inadvertida ternura de un momento familiar. El desencajado rictus de un enemigo cuando la verdad que sostengo se abre paso dejándolo en vergonzosa deshonra.

La imagen dialéctica, se compone de una mónada que sintetiza lo sido y el hora. Lo sido, sin embargo, dista mucho de ese dato del pasado, causal y empíricamente constatable. Antes bien, representa lo nunca acaecido pero que siempre esta acaeciendo. Su recuperación plantea el desafío de una reapertura de la historia. De un cepillar la historia a contrapelo hasta que surja, con la plenitud de un relámpago en media noche, una verdad en la que todo nos será revelado.

Los espectros que me visitan en el recuerdo podrían también retomar el amargo sabor de la decepción latente en cada uno de ellos. Esa seria otra faz posible de lo sido, y una decisión política soberana sobre el sentido de mi propia biografía. Al fin de cuentas el universo no es mas que voluntad.

Desde esa posibilidad, el sarcasmo es una tentación muy fuerte. Es una defensa legítima contra el absurdo de lo inmerecido. Una replica para dañar la integridad de la injusticia. Pero también, un paso más hacia el cinismo. Una forma del humor que engendra una visión del mundo que homologa el cambalache, demostrando que librados a una canallesca contingencia, no hay en esta vida razón alguna para sustentar la conveniencia de la virtud o el heroísmo. Esa, no es la verdad en la que he elegido creer.

Sin duda la risa es poderosa. Como contracara del llanto es una de las fuerzas que trama el sentido de nuestro paso por la tierra. Pero la insolencia de esta pierde en el estatus que uno tiene para con la solemnidad de las lagrimas. Que siempre parecen visitarnos en momentos trascendentales o de profunda gravedad. La dicha fecunda, el dolor da a luz, reza un aforismo de Blacke.

La risa emerge silvestremente entre los vaivenes del ajetreo cotidiano y a diferencia que el llanto no nos reclama tributo, sino que es pura gracia. Y como todo don, guarda para nosotros la decisión sobre su uso. El sarcasmo es su expresión mezquina, ya que es una violencia autoafirmativa del ego. Surgida de la impotencia ante una violencia anterior, pero que agrede el estatuto mismo del don, que solo es dado para brindar felicidad.

Además, mientras que la burla, con su particular impronta de espontaneidad, deja entrever el carácter precario y ambivalente de esas cuestiones que pretendemos sostener a fuerza de artificiosa solemnidad, cuestiona y rehabilita en un movimiento escatológico que tiene por finalidad la regeneración de la vida.

El sarcasmo, en tanto, es quizá más agudo en su estocada. Pero a diferencia de la burla, es fatalmente impotente para resucitar y regenerar lo herido.

Asumirnos como seres finitos, capaces de lo peor y lo mejor. Apenas destellos discontinuos en una gran rueda que generosamente mata y engendra. Portadores de un don y un tiempo limitado, pero no por ello inconmensurable en su experiencia. Saber muy en el fondo que se puede acceder al infinito mediante la propia finitud. Ese es el misterio que nos impulsa, a cada quien de las mas diversas maneras. Decidir cual o cuales son los caminos que arribaran al misterio y justificaran nuestro transito por este mundo y en la reapertura, que sobre nosotros, pueda hacerse de la historia es el imperativo existencial que nos reclama.

Digreciones sobre arte y vida





Esta es sin duda una época singular. La palabra amor circula con desmesurada facilidad mientras que otras como revolución casi no pueden ser pronunciadas sin sonrrojamientos.

Una de las características de este momento es la impunidad que la cultura representacional otorga. Todos podemos comunicar, sin necesariamente mantener vinculaciones con lo comunicado. En tal sentido, la clara imposibilidad del arte radica en la paradoja de que, en el borroso espacio que socialmente se le ha designado, a medio cabalgar entre la distinción “culta” y el entretenimiento masivo, no deja de interpelarnos como el último atisbo de iluminación profana que la secularización/desencantamiento del mundo nos permite; a la par de que su poder interpelador se diluye al no bien cerrar el libro, aparecer los títulos, o con la ultima nota del compás.

Sin embargo, este embelezo que podría rastrearse hasta los ritos dionisiacos, en los que a través del canto de las bacantes en el que poesía (poiesis), música y danza producían el efecto de despersonalización, mediante el cual los sujetos podían salirse de si mismos para abrasar algo trascendente, algo que ellos entendían del orden de la naturaleza del dios (del mismo modo que las reuniones evangélico pentecostales hoy día). Esta despersonalización, como la orgia comunal tan practicada por los pueblos antiguos, apuntaba a un desalienearse de la individuación para salir al encuentro de algo que nuestra cultura antropocéntrica no podrá traducir sino como en “el encuentro de los otros” .

No somos, sino en comunidad. Y el arte no es mas que el artificio que a través de los siglos continua tendiendo puentes entre nosotros y los otros que nos antecedieron. Asi como nosotros dirigimos nuestras propias cartas de amor a quienes vendrán, en cada producción artística de nuestro tiempo.

Sin embargo, la autonomía que el arte a ganado respecto del rito, así como de las demás areas de la vida, dista bastante del lugar que antaño ocupo, cuando lo útil y lo bello lejos estaban de escindirse tan trágicamente como la industrialización a propuesto desde hace algunos siglos. Hoy día el diseño y el confort han tratado de reauratizar lo producido pero ya no bajo la marca de una subjetividad creadora capas de imprimir y vehiculizar sentidos a través de sus huellas, sino bajo el lato signo del consumo y sus pretensiones identitaria como argumento.

Pero la escisión nodal entre arte autonomizado y herramental de uso, creo, se ubica cuando los ritos sacros comienzan a monopolizar la producción artística, dejando a la artesanía como una forma estética degradada dados sus usos mundanos y utilitarios. La vieja condena al trabajo manual como forma rustica y primitiva de la producción que las elites intelectuales (clero y gobernantes) no podían dejar de desdeñar.

Una vez en el polo de lo sacro, el arte se escinde del mundo para ocupar un sitial santo (etimológicamente: apartado por Dios). Más tarde, con su secularización, su lugar de autonomía continuo, aunque por otras vías. Podríamos ubicar aquí el momento del surgimiento del romanticismo y de la bohemia en las postrimerías de este, como una reacción al positivismo utilitarista y una cierta continuidad con la idea de sacralidad del arte solo que de modo profano. Paralelamente, los pueblos jamás abandonarían su producción de simbólicas, pero reservadas a los momentos de ocio dadas sus condiciones de explotación y enfrentadas al mundo del trabajo.

Esta confrontación con el mundo profano es lo que hace de la estética algo ideal. Un lugar desde el cual se puede fantasear, especular, cuestionar, repensar, todos los aspectos de la vida. El problema es que solo se accede a este universo a través de su representación. No hay real, apenas representado. Por ello recurrimos al arte, por nuestra imposibilidad de vivir todas las vidas deseadas. Por ello consumimos ficciones de otras épocas, o de universos imaginados por otras subjetividades. Para compartir (hacernos parte) de otras experiencias a las cuales la cotidianeidad nos inhabilita para vivenciar. Y esa es también la trampa. Precisamente por ello Platon, en un acto de totalitarismo sin precedentes, postula echarlos de la republica, ya que a diferencia del sabio, el artista no busca la verdad sino apenas su copia.

Los movimientos políticos de la modernidad siempre miraron con un ambiguo recelo a los artistas, por una parte anhelaban sumar su adhesión para el despliegue de consensos ideológicos, por el otro desconfiaban de la libertad critica que la creación requiere. Hay que hacer la revolución para que el arte sea libre y el arte debe ser libre para hacer la revolución, llego a postular Trotski en un acto de cínica demagogia. Sin embargo su aforismo no deja de evidenciar la estreches o vinculación entre los términos arte, libertad y mundo.

Me resisto a creer que el arte sea solo expresión hedonista de nuestra propia finitud. El arte enriquece conmoviéndonos (moviéndonos hacia delante) respecto de una nueva manera de entender las cosas. Sin embargo, esa nueva lucidez critica que el verdadero arte introduce. Esta conmoción que resignifica nuestra mirada de las cosas. Al estar encapsulada en la esfera estética. Es decir, ser algo del mero orden del discurso representacional. Parece exento de comprometernos a vivenciar sus postulados.

Muchos hacen una novela de su vida. ¿Pero quien toma el riesgo de vivir como en una novela? ¿Quién abraza sus propias quimeras y las juega a todo riesgo contra viento y tormenta, con pasión, convicción y hasta contradicciones como los personajes que tanto nos inspiran en la ficción? ¿Quién hará concientemente de su vida una historia bella de ser relatada, cuando nuestra cultura solo reclama mesura y pasivo consumo?

Los románticos primero, los surrealistas después, en un mundo irremediablemente secularizado trataron de superar la escisión entre arte y vida. Hubo un mundo real que se les interpuso trágicamente. Y que seguirá interponiéndose si no nos decidimos a tomar de una vez y para siempre el asunto en nuestras propias manos, haciendo carne la máxima de Nietzsche:
Vivamos. Pero vivamos peligrosamente!







El gusanillo del juego



Derribando a los dioses,
arrebatémosle su trueno y con este fulgor
azotemos la vida que no nos plazca o nos llene de miedo.

MARQUES DE SADE - LA VERDAD (1787)


Fuera de la lógica de Cazador a la que una inconmensurable mayoría excluida este orden social a arrojado; esta modernidad, tardía y fragmentariamente periférica en nuestro caso, va fagocitando toda expresión de potlash. Para luego reintegrarlo de modo reglado a la esfera del consumo. De esta manera pocas son las cosas que escapan al planificado resguardo de la mercantilización como simulacro de elección trascendente. De religación con lo sagrado. De tal modo que en un mundo en el que ya ni siquiera los duelos por honor son tolerados por la hipócrita chachara civilizatoria, el amor y la acción política aparecen, tal vez, como los últimos reductos en los que alguien pueden decidir verdadera y soberanamente ponerse en juego. Arriesgar irracionalmente la comodidad de lo acumulado para entregarse a una causa que dialogue con algo más trascendente que una pequeña necesidad satisfecha.


La exploración de esos laberintos que si bien, absolutamente contenidos en el ordenamiento mercantil del mundo, habilitan de vez en cuando la ilusión de desestabilizar el tedio, me llevo hasta ese lugar. No se trataba de un póker clandestino ni del hipódromo en el que Chinazki pasa los días en El Cartero. Ni siquiera un casino, apenas un bingo conurbanense, de esos que tienen tragamonedas como principal atracción.


Alli, en su anestesiador fulgor de luces y audios electrónicos que se repiten seriadamente hasta el aturdimiento. En un forzado despliegue de confort alfombrado y gaseosas invitadas por la casa, bajo la luz artificial que día y noche encubre el transcurrir de las horas, llegan desde las señoras paquetas hasta los obreros del recambio de hora. Persiguiendo la quimera de arrebatarle una pequeña porción de suerte a su malograda vida una multitud taciturna se agolpa en torno al enceguecedor glamour de rayos catódicos y personal gentil.


Los motivos se han desplazado de la sobriedad que la realeza de la baraja de poker exhibe para occidente desde hace varios siglos hasta otras tantas figuras que amenizan la falacia de un mundo de plena e inofensiva diversión. Así, desde exotismos egipcios hasta despliegues de gala de prestidigitador son conjurados por los pequeños universos electrónicos que impúdicamente se valen del Gato Felix, Alien, la iconografía de la revista Plaiboy o el serial televisivo de El llanero Solitario de los 50s para urdir un hechizo procaz pero efectivo.


La operación consiste en hacer tolerable durante esas horas el pecado contra el que la cultura martilla desde nuestra mas tierna infancia, la desmedida y el exceso que concitan una furia helenística ancestral. Para ello, este crimen debe diluirse en una serie de abstracciones que coqueteen con el olvido de las sumas que allí se pondrán a riesgo. Las maquinitas no mencionan cifras, sino créditos. Traducibles estos, en determinadas fichas de la casa, que lógicamente tienen su contrapartida en la primera abstracción de todas: El dinero (valor de cambio hipotético de la fuerza de trabajo, la alineación fetichista por excelencia como sabe todo buen marxista)


Las madrugadas están atestadas de solitarios. Y yo me convierto en uno más. Un cazador ritualista en busca de “la maquina que paga” tal es el argot minuciosamente circulante entre los habitúes. Al fin de cuentas desde hace algunos años, me digo, el amor no ha sido mí elemento. De modo que tal vez el juego pueda encerrar una experiencia mas grata. Pero un perdedor es un perdedor siempre y esa es una lección que a menudo pretendemos olvidar.


Juego un solo crédito por línea pero en las 15 líneas. De vez en cuando pruebo jugar en los dos sentidos. Contra toda lógica, los jugadores frotan lascivamente la pantalla de los tragamonedas con la esperanza de ejercer algún influjo sobre el resultado de una jugada cuyo algoritmo de ejecución ya esta dictaminado por un programa que desconoce el concepto de buena o mala fortuna. He allí otra irracional muestra de fe que persiste ante la secularización del proyecto moderno.


De vez en cuando la maquina traga algún vuelto y hay que llamar al servicio técnico, que se demora adrede para que uno no deje de apostar en alguna maquina aledaña durante la espera. Luego la empleada, de una elegancia rubia ensortijada impecable, nos dice con su mejor sonrisa que lo que vimos en la pantalla no es más que una representación, de modo que no queda otro recurso que putearse con el jefe de sala e insultar a su familia hasta que seguridad nos obligue a retirarnos por la puerta de atrás. Tramite engorroso e inconducente al que extraña vez se recurre.


Pocas cosas son más tristes que los placeres solitarios. Y aquí se ceban ancianos sin demasiado ya por hacer, cuarentonas en crisis matrimonial que subliman su libido en sementales de hipódromo electrónico y empleados que en su empeño de abandonar su desgastante rutina de privaciones dilapidan culposamente el salario del hogar.


Cual es el ciego misterio que reúne aquí todas las noches a toda esta gente para hacer algo que en nada nos relaciona? El mismo que reúne a una audiencia en una sala de cine podría replicárseme, absolutamente nada nos pone en contacto, pero así funciona el negocio.


Sin embargo hay una diferencia entre el pasivo consumo del arte que el guión de su mercantilización establece como desapasionada posibilidad de retorno a lo sagrado y este otro ritual, acaso mas antojadizamente cínico. Aquí, muy a pesar de que las estadísticas juegan del lado del taur, el sentido en torno a su participación radica en su propia imprevisibilidad. Un sobrecogedor impulso de fascinación con el riesgo, no necesariamente material, sino profundamente espiritual nos impulsa como a Moisés frente a la zarza ardiente del desierto. Es que a pesar de la santurronería cristiana respecto a la experiencia sacral, solo el embriagador resplandor de lo que trasciende las posibilidades humanas arrebatándolo de la sórdida producción y reproducción de su vida material, otorga en ese caos la vivificación que produce la revelación de esa otredad radical, sublime o terrible, la Divinidad.


Puede atisbarse la cara de Dios en el guiño o la bajada de pulgar de la fortuna. El azar, como los desastres naturales que originaron los primeros cultos chamánicos para apaciguar la ira de los espíritus y demonios de la naturaleza, se escurre de la pretensión de previsibilidad que los seguros sociales tratan de naturalizar, para sacar a luz ese primigenio impulso de estupefacción ante un poder que irreductiblemente determina nuestro destino.


Otra apuesta de suma cero. La legítima tiranía de la fortuna se hace hallazgo que nos desborda y arrebata de la fosa profana. Como la inmediata confirmación del impacto de nuestro puño frente al mentón de un canalla o el hallazgo de la emergencia del orgasmo en el rostro amado. Quien no pueda leerlo así, sencillamente no ha comprendido nada del misterio teológico ni de las experiencias mundanas.


Para el final de la jornada regreso furioso, estableciendo improbables conexiones entre lo hecho y lo que debí hacer en determinados momentos de la noche para una vuelta a casa con mas dignidad en los bolsillos. “yo no soy socialista – dice el padre contador de un amigo – pero el capitalismo es timba!”. Y así es, pero para colmo de males, la casa siempre gana.

Uno contra uno


Con la misma pasión de quien saca callos en las yemas en el empeño del dominio del diapasón de su guitarra, los nudillos se amoratan en los impacto que pulveriza los vasos capilares en los entre dedos.
No se trata de convertirse en una pelota de carne para lucir su musculosa en el boliche. Eso resta velocidad y explosión. Es para “paquetes” que van a estar en el suelo antes de poder notar tu fulminante recto al mentón.
No hay aquí estirados haciendo musculación frente al espejo mientras observan masturbatoriamente crecer el volumen de sus bíceps al confortable son del hard rock o el tecnoaerobico de turno. Es entre cumbias y cuartetos, que se busca ese límite a la resistencia física que implican apenas unos minutos de tirar desaforadamente guantes con un rival que de vez en cuando te toca la cara y te hace explotar de impotencia hasta que te encegueces...
Y es que después de seis rounds de bolsa los brazos se hinchan como los de un patova, si, pero con un hambre indescriptible de medirse ante un igual. Ruge la dilatación de las venas, queman los tríceps y las falanges quieren seguir impactando en algo mas estimulante que la cuerina de la bolsa.
Llegando la noche empiezan a caer los muchachos. Silenciosos, sus rostros cetrinos, amnésica herencia de principes mapuches, ranqueles o guaranies, descargan contra la bolsa la frustración de una jornada de humillaciones. De una vida de privaciones. De una rutina sin mas gloria que la mísera fortuna del pan sobre la mesa.
Algunos, unos pocos, buscan desesperadamente zafar de su condicion. Otros, quizá como yo, no pretenden hacer carrera. Solamente rehuir la domesticidad que la vida burguesa impone. Saber una vez mas que aunque sean trampas de la nada el arte y el amor, el cuerpo, irreductiblemente, siempre esta alli… Padeciendo, gozando, castigando… nadie puede refutarlo por que esta alli levantando testimonio!
La secularización del dualismo platónico-cristiano que durante todo el medioevo separo al cuerpo del alma, depositando en esta ultima todas las virtudes y haciendo del cuerpo la aborrecible expresión del pecado, privo a la corporeidad la capacidad de su propia experiencia. Si lo importante es el alma, que en la modernidad va a abandonar su escencialismo místico para pasar a ser otro tipo de entelequia como la mente, la razón, la personalidad, etc., esto ha engendrado que de ese polo quedara todo lo virtuoso. El verdadero espacio donde se habita el mundo. Por consiguiente la experiencia es encapsulada allí. Y del cuerpo ¿que queda?
Siendo apenas un envase, sin mayores profundidades ni complejidades. Siendo apenas un vehiculo para el ser. Una propiedad que arrastramos como un lastre y nos imposibilita ver la realidad trascendental que siempre es abstracta, porque todos sabemos que lo importante es lo de adentro ¿no?

Siendo así las cosas. El cuerpo solo será valorado como una extensión molesta pero necesaria. Por ello se lo resguardara como a una propiedad. Ya conocemos el slogan feminista pro aborto “Las mujeres tenemos derecho a disponer de nuestro cuerpo” Mas claro imposible. Lejos de pensarnos como una totalidad inescindible, o como diría Heidegger “somos nuestros cuerpos”. Estos emergen como “algo”, cosificado, por fuera de nosotros y sobre lo que tendríamos derecho de disponer…
Por ello, un mundo en el que lo mas importante es garantizar el derecho a la propiedad no puede sino desvelarse por que el cuerpo sea una cosa cuyo riesgo este fuera de la discusión. Allí radica la obsesión por la seguridad corporal.
Según Foucault esta sociedad no mata (salvo la pena capital que solo existe en poquísimos casos) sino que garantiza su benevolencia encerrando a los sujetos improductivos en cárceles y hospicios.
Tratados internacionales, hacerca de la guerra o los derechos humanos, imbocaran el rasgo humanitario en la abstencion del verdugo de vulnerar el cuerpo. De este modo se garantiza que la experiencia sea siempre solo simbólica. Que las consecuencias de los actos se castiguen, tal vez, pero que no se impriman en el cuerpo.
Cirujia, cosmetica y farmacopea mediante, el cuerpo se desintegra en la virtualizacion de su imagen. Renunciando al cuerpo, la posmodernidad lo recupera en la imagen del cuerpo que hacia fuera se requiere. Alli, la imagen del cuerpo, aparece Como el sitio de las potencialidades y posibilidades de mejoramiento del ser. Pero una imagen se cultiva a prueba de toda macula, de toda marca de la experiencia, se conserva contra la historia y el paso de la historia. Que en definitiva es marca y señal de vitalidad, de haber realmente habitado este mundo.
En la antigüedad, durante las invasiones romanas por ejemplo, el dicho vidi, vini, vincy ponía de manifiesto que ente la derrota en batalla lo primero que los vencidos perdían era su propia vida. El derecho de habeas corpus, fue posteriormente un privilegio de la nobleza. Una alienación de la clase dominante que renunciaba a exponer su cuerpo, ya que en caso de ser detenidos o vencidos por un ejército rival, los nobles invocaban este derecho a no ser tocados en su cuerpo.

Con la revolución francesa la burguesía doblo la apuesta y socializo así la alienación nobiliaria, haciendo extensivo a todos los ciudadanos la ficción de la impunidad de su carne.
Es que hay algo verdaderamente distorcibo cuando una persona injuriada en lugar de cobrarse la reparación en sangre, no digo la vida, pero si un combate; lo hace recurriendo a una corte y midiendo el tamaño del agravio en una suma de dinero resarcitoria!!!
Como es eso que ante la perdida de un miembro por parte de un empleado, un patrón se limita a pagarle sumas de dinero, las cuales hasta están cuantificadas respecto del miembro o el grado de incapacidad generada?

Apretan con rabia sus dientes el protector. Han renunciado hace mucho ya a una nariz perfecta, no temen a las marcas de la historia. Miden con el entrecejo fruncido cada golpe.
Y es que hay un oscuro designio que subrepticiamente los arrebata. Yo mismo he alucinado la cara de cretinos que han ofendido mi buena fe, asomar generosamente su rostro en la superficie de la bolsa. Por eso se, que mascullando silencio, detrás de cada golpe puja la frustración de quien nació para la guerra y solo puede tolerar los mandoneos de un capataz. Y con cada descarga emergen ante el aquellos en quienes se confío, se tendió la mano franca, y sin embargo nos han burlado apuñalándonos por la espalda. Y que en ese descomunal upercut no hay mas que el dolor de una mujer ausente… y tal vez en el mismo deseó de su regreso radique su fuerza.
Es que cuando todo lo demás se desmorona. Cuando a pesar de contar con las virtudes exigidas, la vida lo abofetea a uno, los puños desconocen jerarquías. Imponiéndose por su propia lógica habilitan la reparación de las ofensas. Castigando, en la figura de un ribal, un destino inmerecido restablecen el honor de los vencedores. De los justamente vencedores, ya que en el cuerpo que combate no hay distinción social como argumento. Solo hay dos, cara a cara. Uno ganara y en el mismo acto probara ser digno de tal victoria. Otro caerá, probando allí su insuficiencia. Apuestas de suma cero.
Esta verdad milenaria a sido enmascarada en la modernidad bajo el eufemismo de “deporte”. Sabemos que no se trata de eso. Se trata de la gloria en el campo de batalla. Se trata de ingresar a la historia de la única manera posible, que es poniéndonos en riesgo. Lo deportivo, es un adjetivo amorigerador. En el fondo lo que opera es la lucha. La noble lucha. Etica y justa. Aquella que premia y bendice la destreza y la dedicación sin mediaciones de ningún tipo, mas que la rotunda confirmación de un knockout hasta la lona...

Nacional y Popular


Nacional y popular fue apenas un nombre bajo el que se configuro el sentido de muchas intuiciones que en los años de mi adolescencia pugnaban por abrirse camino a mi identidad. Fue conectarme con toda una constelación de figuras, acontecimientos y sueños que atravesaban la siempre negada historia de luchas de mi pueblo.

Desde el ceno de un hogar de trabajo me desperté a la vida. Conozco la fibra con la que aquello que el mundo desprecia puede en los momentos mas pavorosos, romper el aislamiento, hacerle un lugar en la mesa a su vecino sin pensar en que comerá mañana. Conjurando así, el milagro de la multiplicación de panes.

Durante el holocausto menemista, tímidamente, desde una errática vocación por el trabajo comunitario, tope con las siempre bien intencionadas izquierdas que entre sofocantes dogmas económicos despreciaban la experiencia de aquellos con las manos encallecidas por el trabajo y el tiempo.

Es que algún misterio había tras el pabellón flameante que era invocado a partes guíales por quienes nos oprimieron y por quienes no nos resignamos a ese destino.

En los silencios del relato oficial encontré las fisuras, horadadas en ríos de sangre con los que las generaciones que me precedieron supieron regar sus sueños. Honrando a su vez los sueños de quienes los precedieron. Sueños que pueden y deben evocarse a través de las figuras a quienes les correspondió ser sus artífices, pero que a la vez los trascendían, ya que a diferencia del panteón burgués que distingue individualmente bustos y figuras ilustres con las que se nos pretende decir que la historia se ha hecho; nosotros sabemos que la historia no reconoce dueños ni capitanes, mas que el se encuentran en el reverso de su trama, como Pueblo en su conjunto.

Pueblo como agua que a veces es contenida por represas y otras su caudal todo lo desborda. Pueblo como sujeto y no población como mero recurso disponible.

Por eso cuando el Oscuro me da su sanguche diciendo “¿Si no para que somos peronistas?” me estremece una verdad en cuyos ecos cabalga la convicción de haber elegido el camino de lo Nacional y popular, que comulga en una herética eucaristía junto a todos los que a su modo y sin saberlo lo vivencian día a día.

Por que resuenan allí también los dulces bendings en escala pentatónica, la sensualidad de las caderas al son de la cumbia, el perfume a la piel de la chica que amo o los pliegues de las manos gastadas con las que cocía mi abuela.

Se de sobra que nada es en blanco y negro. Se que la desmemoria y el “salvece quien pueda” a sido sembrado por doquier entre los nuestros. Que aun quienes se reivindican compañeros, en su actuar cotidiano priorizan el bienestar personal a la lealtad, la honestidad y la consideración por el otro que una moral revolucionaria exige. Que quienes en el poder hoy dicen ser de los nuestros ya nos han crucificado en el pasado.


Pero también se que la historia nos reclama madures y grandeza. No para nuestra pequeña e individual “conciencia”, sino para asumir la responsabilidad de medir que en esta situación, esta gestión, con sus impresentables y todas sus contradicciones sigue siendo una mejor opción que la vuelta al holocausto apatrido. Que todo lo que ahora, que no hay ni cárcel ni tortura, hacemos alegremente, no servirá de nada si la desestabilización triunfa. No habrá mas blogs, ni poesía ni canciones mas que para el lamento de la oportunidad histórica que dejaremos pasar si no tomamos posición, aun a costa de nuestras reservas y criticas para con este gobierno, que no llego por casualidad ni por merito propio, sino a fuerza de toda la presión que mas o menos desorganizadamente el pueblo pudo imponerle a la propia historia donde el 2001 fue su el corolario trágico.

Por eso y por que la cosa esta así no tanto por el actuar de “los malos” sino por la parálisis de “los buenos”, llamo a todos, a quienes me conocen y a quienes no. A ponerle el cuerpo a este quilombo, a tomar posición, movilizarse y no quedarse al costado de la historia. Tal cosa no existe, quien crea que esto es posible vivirá de sorpresa en sorpresa toda vez que la historia se lo lleve puesto.

εποχη

De vez en cuando la realidad que nos circunda pone al desnudo su precariedad dejando entrever la fragilidad y contingencia que la sustenta.

La comunicación es tragedia y esta es una de las pocas máximas que un comunicólogo, que todo lo relativiza, puede llegar a erigir sin demasiadas salvedades, Tragedia en el sentido del fatal desencuentro entre lo que se experimenta y lo que de esa experiencia hay posibilidad de transmitir. De comunicar, de poner en común De compartir

La experiencia es intransferible, por tanto todo intento será apenas una aproximación, un esbozo. Nunca lo mismo, nunca lo que realmente nuestra alma atesora para el otro.

Aun así nos empeñamos, en el arte, en la filosofía y en el amor, en una apuesta de la que sabemos no habrá posibilidad de desenlace ideal.

¿Es real la realidad? se titulaba el trabajo mas afamado del recientemente fallecido Paul Watzlawick y mas allá del juego retórico, el trabajo planteaba las inquietantes sospechas que todos alguna vez debimos haber padecido y que de vez en cuando se hacen mas nítidas, sobre todo a la hora de rascar un poco sobre la superficie de un proyecto que emprendemos compartidamente. La realidad, sostendrá este autor, es fruto de la convención interpersonal y social, de los atributos que se asignan en un momento y lugar a las diferentes partes de esa ‘experiencia’ de realidad. Por eso, la realidad no es una, sino que la forman sensaciones, visiones e interpretaciones.

Sin duda esto que el discurso postmoderno de la diversidad puede hoy día hacer aparecer como una verdad de perogrullo es finalmente mucho mas radical de lo que parece, ya que será la “experiencia” de la realidad la motivación rectora de todos nuestros actos, y su carácter de artificialidad socialmente construida pone en cuestión toda exigencia de certeza en tanto ilusión de objetividad.

Cuando Verkeley sugirio allá por los 40s la idea de que la realidad no era mas que el constructo en el que las subjetividades deseaban creer, Stalin se burlo de esos postulados conminando a los fenomenologos a que constataran la artificialidad de lo real parándose frente a una locomotora en marcha.

Pero no es en este sentido en el que sostenemos aquí la premisa de que el mundo no es más que la resultante de un acto de fe.

Es evidente que aunque pudiéramos concederle a Hume que no existe ninguna evidencia certera de la existencia del universo ni del yo interior, en el trajín cotidiano debemos asumir que habitamos un mundo en el que se come y se da a luz, se vive o se mata. No ponemos entonces en cuestión las exigencias de un mundo físico que se nos impone. Sinembargo, retomando la distinción que Huxley trazara respecto a que por el contrario de lo que se cree, la experiencia no consiste en lo que nos sucede, sino en aquello que hacemos con lo que nos sucede; podemos sostener que mas allá de lo concreto seguimos siendo nosotros, cual minúsculo y caricaturesco Dios, quienes definimos una interpretación a partir de la cual nuestros actos cobran sentido, solo que de modo inconciente ya que disfrazamos estas operaciones pulsionales con un barniz discursivo que le brinda inteligibilidad y coherencia a nuestros actos para sostener una imagen de nosotros ante nosotros mismos.

Si como sostiene Harold Garfinkel la clave de lo que hacemos esta en el sentido común, en ese que nos impulsa a creer que existe algo socialmente compartido que hace que todos estemos sabiendo a que nos referimos cuando a algo nos estamos refiriendo, entonces es con el sentido común con el que construimos las cosas que hacemos. Y solo en esta acción las cosas cobran sentido, ya que el sentido no existe previamente a las acciones, y este es el aporte nodal de la etnometodologia, sino que son las propias acciones las que hacen emanar el sentido que las justifican creando la ilusión de que el sentido subyacía previamente.

Existen, entonces, verdaderos niveles de conciencia y creativos procesos de organización simbólica en la producción de lo real que nos sitúan o justifican nuestra situación en el mundo.

Esta mirada rayana en el solipsismo mas ingenuo a la que muchos recriminan el olvido de las relaciones de gerarquizacion y poder social que preexisten a las propias situaciones, tiene también la poca ingenuidad de tener en cuenta lo antojadizo, esquivo e irracional de los actos que cotidianamente tratamos de sostener bajo argumentaciones de lo mas variopintas.

Pero hay un dato de la realidad que a menudo se habré paso aun a través de todo ese andamiaje cultural que interponemos para ganar serenidad. Este dato no es otro que el dolor. El dolor como resabio de una conciencia que nos taladra en nuestros “olvidos”. El dolor de lo inmerecido gimiendo en el fondo de nuestra alma o clamando en la mirada doliente de otro rostro que nos interpela.

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Todo comunica decían los de Palo Alto, es cierto, pero lo comunicado estará siempre mediado por una subjetividad cuyas posibilidades de resignificación indefectiblemente escaparan a nuestras intenciones primigenias. La subjetividad es la dulce maldición de ser humano, estar confinado a una mirada que nos posiciona como sujetos en lugar de la ciega objetividad del carácter ontico. Es también la posibilidad de desalienacion en el encuentro con el otro. En el deslumbramiento de otro que con su diversidad puede enriquecernos acerca de nosotros mismos, revelando, iluminando la opacidad del mundo que nos encapsula, que nos sobreviene en nuestra finitud.

Y solo será en ese contraste, en esa confrontación en la que el otro nos refleja la real distancia entre lo anhelado y lo posible, entre lo soñado y lo vivido. Vale decir, las definitivas dimensiones (o por lo menos los limites concretos) de ese totum revolutum al que designamos pretenciosamente como realidad.

Si como sostenía Sartre, finalmente el infierno son los otros, esto es por que solo por fuera de uno las cosas que vehemente sostenemos pueden repentinamente desmoronarse perdiendo toda capacidad para justificarnos y conjurar la serenidad de estar haciendo lo correcto.

Aun así, existe en el intercambio íntersubjetivo la capacidad del consenso, la necesidad de cooperación en la producción de lo real. Que no necesariamente nace de una elaboración racional entre pares, sino de la voluntad de construir un horizonte común para habitar el mismo mundo. Un angustioso imperativo de fundir horizontes, para ser parte de una misma experiencia, para ahuyentar el malestar del sombrío encapsulamiento. Para existir en la mirada del otro. Para ser redimidos en la evocación de una memoria que nos honre en el recuerdo de las vivencias compartidas. Por eso lo odiamos, por que nuestra autonomía siempre es relativa y nuestro destino será frecuentemente ofrendado a una voluntad ajena. Por eso lo amamos, por que no sabríamos quienes somos realmente nosotros mismos si no hubiéramos compartido unas sabanas colmadas de esperanzas.

Viéndoselo bien, todo consenso es arbitrario.

Bajo nuestros actos no hay mas que deseo, aunque a los budistas les joda hacerse cargo de esto, deseo y voluntad son las fuerzas que nos rigen y sin las cuales solo habría un ascetismo estéril y tanático que clama por la mortificación del cuerpo y ofende la sacralizad de la vida.

¿Cuál es el lugar a donde van a parar las constelaciones en las que de vez en cuando emerge el milagro del encuentro?

Ese que amaga con el hallazgo de lo definitivo, de lo inalterable… que pretensión la de nuestra finitud!

Que empeño en la perdurabilidad y la trascendencia. Quizá también halla allí una pulsión tanática por continuar apostando cuando sabemos que lo único definitivo es que nada permanece definitivamente en su sitio. Y si como bien dice Dolina, el que no parte se queda solo, solo resta entonces continuar la errabunda senda en la que no por efímero nuestro paso se convierta en mezquino y abandonarse abrazando agradecida y generosamente a las quimeras vividas y aquellas por llegar.

La revolucion de los ojitos claros o la invacion de los negros de mierda, vos elegis...




Tengo bastante descuidado este rincón adonde trato de organizar en forma de texto algunas percepciones o pensamientos caóticamente intuidos durante el trajinar diurno. Sin duda esta semana ha sido vertiginosa y movilizadora. Estuve tentado de escribir en caliente respecto a los acontecimientos que se suscitaron en capital federal, que han sido los que me ha todazo vivir de cerca. Pero dado el carácter pretendidamente reflexivo de esta columna, hoy puedo juzgar que a sido mejor así.

No voy a detenerme en la argumentación económica (aunque nunca exenta de ideología) de la conveniencia de la aplicación de retenciones. Tampoco en el bochornoso actuar de el gobierno hasta antes del sorpresivo giro a la racionalidad del pasado jueves. Bastara decir que el atolondramiento del gobierno logro aglutinar a los de siempre junto a otros cuya pertinencia en una acción conjunta con ese espectro es insólita. Ya iremos viendo como evoluciona eso esta semana.

La idea de este lugar es sencillamente rascar un poco la superficie de las cosas para ver que hay debajo de la naturalización que cotidianamente hacemos de las operaciones discursivas que se nos imponen imperceptiblemente. Por tanto ahondar en tecnicismos económicos no será un tema que desarrollare en esta entrada. Bastara decir que las retenciones son una medida necesaria, lo innecesario fue la desprolijidad y el nulo criterio para discriminar las distintas magnitudes del impacto en los heterogéneos sectores afectados que la vos oficial logro entupidamente aglutinar bajo el apelativo de “el campo” como si La Serenísima , Molinos Cañuelas, Molinos Río de la Plata , Aceitera General Deheza o Cargill, fueran lo mismo que los restante 32.000 pequeños y medianos productores entre quienes se repartieron el año pasado el 50% de las compensaciones por exportaciones, mientras que la otra mitad se distribuyo entre 20 empresas donde se encuentran las antes mencionadas...

Lo que a mi me toco vivir de cerca fue la “pueblada” (tal como los volantes del PO la denomiron) de los ojos azules y los cabellos rubios, detalles fenotípicos estos que como ya se sabe, es muy condenable señalar. So pena de ser acusado de “negro de mierda” (expresión sobre la que volveremos) peronista, discriminador y racista (¿?). Parece que el peronismo ha inventado un tipo particular de racismo. Valga la digresión, en todas partes del mundo las teorías racialistas postulan la superioridad de determinado grupo étnico como herramienta discursiva de legitimación de una practica de dominación. Siempre los mejores y más capaces están en la cúspide de la estructura social. Lo particular del “racismo” de señalar esta rebelión como de ojos rubios es que debemos estar ante el único caso de racismo del mundo donde los “discriminados” son justamente los estratos mejor posicionados de la sociedad, quienes además no solo usufructúan y detentan la estructura material sino las simbólicas que hacen de su fenotipía, por ejemplo, el modelo hegemónico de belleza que se impone como canon tanto sobre sectores subalternos, como para el todo social… ¡Qué loco este racismo de abajo pa arriba, no?!!

Volviendo de la digresión. Cuando el “caceroleo espontáneo” salio el martes no había entre los manifestantes nadie que supiera a ciencia cierta de que iba la medida. De hecho, cuando burlándonos le decíamos a algún conocido “¿No sabia que tenias tierras?” la respuesta era. “Yo voy por que la odio a esta…” allí en los puntos suspensivos la respuesta podía ser indistintamente: Llegua, turra, hija de puta, etc,etc

Vale decir, la gran mayoría de esos manifestantes, que como se sabe pertenecen a las clases con mayor acceso a los niveles de educación formal, no entendían un carajo de las causas de la protesta del campo pero su lectura ideológica suele ser inequívoca. Traducible en: “No me rompan las pelotas que quiero consumir tranquilo.”

Esta verdadera constelación de sentido puede rastrearse tanto al corralito cuando al grito de “piquetes y cacerolas la lucha es una sola!!!” no tardaron mas de seis meses después de que se le devolviera alguna parte de sus ahorros para que clamen por palos y represión a los que cortan el trafico, como al voto Macri para que la ciudad me quede limpita y ordenada (de debate político, por que eso es PRO).

Paradójicamente ahora nos encontramos con el corte de rutas mas imponente de nuestra historia, pero claro caeré en un lugar común, (pero la realidad y sobre todo si atañe a la calase media, suele ser un lugar común) se trataba de un piquete blanco. O por lo menos de gente trabajadora al que este gobierno stalinista y dictatorial quiere expropiar del fruto de su esfuerzo para convertirnos en Cuba (¿?). No de “negros de mierda” (en su acepción mas blumberguista ), que solo viven de los planes (tema este que merecería todo un trabajo de investigación respecto de cómo en el imaginario de la clase media sigue operando la figura de los planes sociales aunque la realidad del clientelismo siga efectuándose hoy día por vías bien distintas…); o bien (en su versión progre carriotista ), ciudadanos cautivos de las redes clientelares que jamás podrían movilizarse por si mismos ya que, como se sabe, son muertos de hambre desesperados que los populismos demagógicos arrastran a sus actos o marchas sin mas ni mas, pobrecitos!... el país va a seguir así hasta que no los eduquemos para que voten bien! (ósea como ellos)…

Según un trabajo de investigación de la licenciada Lila Luchesi de 600 editoriales de La Nación de los pasados años, mas de 160 fueron dedicados a la problemática de los cortes y la inoperancia del gobierno para reprimirlos. Esta semana pasada, La Nación convirtió sus editoriales en una en una arenga constante a la medida, pintando como los violentos e inadaptados al gremio de camioneros que exigían pasar.

En medio del quibombo del martes caminábamos por las entrecalles del microcentro testigos de un espectáculo que parecía haberse escapado de las páginas del Eternauta. Cuidándonos de que la policía no se creyese cercada y desencadenase una represión, un auto nos cruzo y al ver nuestra pinta de estudiantes, nuestra tes y nuestros cabellos mayoritariamente castaños nos dijo hasta de buena leche: “Vamos chicos! Cuidado que se vienen los negros!”…

El comentario nos dejo perplejos, me vinieron a la mente cosas que habia oido y leido sobre el 45. Con decepcion asumimos que con esto lidiamos. Y es que como dice una buena amiga de esta casa, nada peor que el medio pelo. Para los ricos y poderosos, la lucha de clases es una cuestión estratégica que se libra en el largo plazo. Jamas dudan estos ni por un momento que seguirían teniendo la manija de la cosa.

La clase media en tanto, vive aterrada con la posibilidad de ser justamente aquello que representa su contracara. El pobre, ese lugar del que secretamente se jactan de haber gambeteado, comprando el discurso liberal de la recompensa a la decencia y el esfuerzo individual como justificación de la sociedad de clases. Vive aterrada con perder lo que tiene. Con ser uno mas de ese montón amorfo y doliente que es el pueblo. Por eso la saña… al decir de Borges: “No nos une el amor sino el espanto”.

El jueves a la madrugada, estuve editando trabajo en un bar del microcentro. Habré permanecido allí 3 horas. Contabilice cerca de una veintena de pronunciaciones de expresión “negros de mierda” en aquel recinto. Parece que no hay otra respuesta, sino la ontología del negro como principal causante de las desgracias nacionales. El negro es el problema nato para esta gente, ya se sabe. Gente que en el trato cotidiano hasta parece de lo mas cordial pero ante la que experimente el profundo asco de constituirme en su otredad radical. Al borde casi de, como ellos, no distinguir los procesos históricos, políticos, económicos y culturales que nos han dejado así como estamos. Con una representación abulica, facilona y absolutamente deshistorizada de nuestra realidad. En donde ya no hay sangre de nuestra sangre, sino un perturbador otro que es mejor mantener lejos. Y que en este nosotros cínico y mezquino que la clase media construye , se puede dar el lujo de llamar “negro de mierda” para inculparlo de su no hacerse cargo de ser la clase mejor posicionada para aventurarse en transformaciones mas profundas e inclusivas de nuestra pauperizada sociedad.

La postal que nos llamo la atención ese martes fue la figura de un cartonero que entre la puesta en escena del gorilismo autoconvocado y las fuerzas de choque del oficialismo, (“gente” ambos a pesar de la distinción entre gente y piqueteros que introdujeron algunos medios, aunque dudosamente PUEBLO, alguno de los dos ) este seguía imperturbable en su labor cotidiana ajeno a toda discusión. Mas bien segregado de toda discusión. Absolutamente al margen y no precisamente por elección sino como resultado de un proceso cruel que allí lo dejo. Muy probablemente donde estaba el 2001. Y donde puede seguir estando si por los que no quieren perder un céntimo de la torta fuera, o por los que solo salen cuando corren el riesgo de quedar desabastecidos de chuletas.

Al volver con el Oscuro de la plaza en el ultimo Sarmiento aquella madrugada de miércoles, viajando en el furgón, rodeados de cartoneros y laburantes para los que la jornada apenas había tenido algunos acontecimientos curiosos entre los que se mencionaba el relato de un quibombo en el obelisco, estructurado desde la particular perspectiva de la prensa que solo recorto como violentos a los grupos kirchneristas y no al chetaje histerico que vi matonear a un par que no se expresaban en su favor. Nuevamente el sector que si se vería afectado por un trepamiento de las materias primas a los precios internacionales estaba absolutamente afuera de toda discusión. Claro, ellos no escriben Blogs… eso explica en buena medida el sentido común imperante en la blogosfera… tenemos aquí un muy buen ejemplo de segmentación de consumidores conforme a su nivel socioeconómico (verdadero aluvión de chetos sobrealimentados que desde esa condición opinan del mundo).

La verdad es que lo que lamento del impresentable D'elía & Cia. es que sean justamente estos mercenarios quienes aparezcan mediaticamente como los representantes del campo popular. Pero todos esos imbeciles que coreaban “No somos negros peronistas!”, repartían pancartas de “Que se vallan los montoneros revanchistas”, que desde la Cangu (indicio evidente de que tan mal no la pasan) movían sus obesos brazos tocando bocinas y que de todos modos hubieran salido con sus cacharros si la inflación hubiera trepados a los precios internacionales, como habría sido el caso de no mediar las retenciones; merecen saber que la plaza, en tanto campo de disputa simbólico por el sentido político de la historia, no se gana sin un costo. Costo que el campo popular pago con 18 años de proscripción, persecuciones, exilios, torturas y mas de 30.000 compañeros (trabajadores, estudiantes, sindicalistas y si, también guerrilleros y de clase media, aunque una muy otra!) desaparecidos. Por eso, no tiene nada de liviano que esa señora que Cronica televisaba viniera a decir con toda impunidad que aquella era la plaza del pueblo, no la del 24, la de los desaparecidos.

Aquella gente que hoy no esta, fue mil veces mas PUEBLO ya que soño una Argentina mejor y le puso el cuerpo a su sueño hasta las ultimas consecuencias. Valla hasta ellos nuestro homenaje.

Esta otra… sale cuando le aumentan o le escasean las chuletas, o le tocan los ahorros y en cuanto pueda no dudaría de golpear la puerta de los cuarteles para que le mantengan a raya a todos esos “negros de mierda”.

¿De que lado es la jaula?


Con Macri, todo va a ser negocios,
comercio, corporaciones empresarias...
Y ya no va a haber lugar...
para el amor!
Ariel Minimal
(PEZ)


Volviendo a esta trinchera despues de un merecido y reconfortante descanzo en un ancuentro con colegas, me preguntaba, al pasear por esa populosa (aunque de Pueblo tenga poco) ciudad que es la capital federal: ¿Qué mierda tiene en la cabeza esta gente?

Es realmente una tarea surrealista ponerse en la piel de un capitalino y tratar de indagar que obscuras apetencias pueden hacer, por ejemplo, que se celebre el enrejado de plazas y espacios verdes!!!

Sinceramente me agarro la cabeza y puteo a Macri y todos sus acolitos, pero lamentablemente se, que aunque sea este sujeto su mejor expresión no es su artífice sino apenas la actual cabeza visible de ese nefasto proyecto que durante los 90s ensombreció el mundo y que luego de su estrepitoso fracaso hoy se vuelve a maquillar para que de manera mas elegante volvamos a aceptarlo.

Me refiero al neoliberalismo con sus míticas construcciones del fin de la historia, PROgreso como paradigma de eficiencia (atraso como su contracara inebitable y complementaria) y el ultraindividualismo como valor supremo.

Contra mas de 2000 años de cultura occidental en la que la plaza era el centro y corazón de la vida comunitaria, ágora de los asuntos públicos; su cercamiento expresa justamente eso. El desprecio por el lugar común. La concepción del espacio publico como lugar de goce individual al que se asiste persiguiendo el esparcimiento y disfrute solo de cada quien. Nunca ya, lugar de encuentro con el otro.

El “otro”, ese caos aterrador que nos arrebate de nuestro pequeño cosmos, siempre entraña peligro. Ya se sabe, inseguridad, es hoy sinónimo de pobreza y miseria, y no al revés, ya que la inversión de los términos pondría de manifiesto una causalidad que el capitalino elude ya que esto lo comprometería con algo mas que la pequeñísima construcción burguesa del hogar cual caja de cristal para encerrarse con los suyos a disfrutar y consumir, lejos del perturbador espectáculo de la suerte ajena.
Se enrejan para su mejor cuidado, dicen algunos. ¿De quien? Del vandalismo juvenil, probablemente. Es cierto, pocas cosas dan mayor placer en la dolescencia que la iconoclasta destrucción de la propiedad estatal. ¿Por qué será? Tal vez por que uno siente que esta reaccionando contra una autoridad. Sinambargo, rascando un poco la superficie del asunto… Lo que allí subsiste nuevamente es una pobrísima cultura de lo publico.

Se lo destruye por lo que representa. Propiedad estatal es sinónimo de propiedad del poder, de los ordenes establecidos. Ordenes que un adolescente intuye, no sin una aguda sinceridad, como injusto. Evidentemente suena triste y hasta un razonamiento pobre esto que digo.¿Quien tiene la culpa de que un adolescente capte así las cosas?

Por otra parte, pretender que las rejas resuelvan este tema no hace mas que reforzarlo. No solo representa una mirada paternalista que poco tiene que ver con forjar verdadera conciencia ciudadana, sino que además revela una profunda subestimación de la comunidad toda.

Es que lo público no se concibe como lo de todos, sino como lo de nadie. Esto habilita su dilapidación. La posibilidad de destruir o incluso de descuidar lo que aparece como de nadie. Y con esto no quiero venir con las cantinelas de “aquello que se gano sin esfuerzo…” y la mítica historia del parque como leña para el asado a la que el gorilismo universal es tan afecto.

Hasta aquí las excusas, lo real es que las plazas enrejadas no solo arrojan a las parejas y las bandas de adolescentes “descarriados” a lugares de consumo (vedados a quienes no cuenten con el poder adquisitivo requerido), Sino que además mantienen alejados del vecindario a los sin techo, lacerante espectáculo que es recomendable mantener lo mas lejano posible de las puertas del hogar…

Aun asi, son cada día mas los cuerpos con los que uno tropieza al desplazarse por la ciudad. Son todavía muchos, los rostros cetrinos de quienes reciclan la basura (aunque la xenofobia capitalina siga insistiendo en señalarlos como la propia causa de la contaminación). Y de persistir en el autismo pueden llagar a ser muchos mas los extraños rostros de esos otros, que en condiciones miserables y arrojados por la desesperación forman parte de esa encomiosa realidad que tarde o temprano de una mejor o peor manera, tocaran a sus puertas.

De movimientos, Movimientismo y movimienteros...


Es interesante la proliferación de proclamas sexistas larbadamente contrabandeadas en reivindicaciones “de genero”. Hablar de políticas de genero es, al criterio de una amiga y compañera de mi estima, un equivoco, cuando no un acto de demagogia.

Vean sino como todo grupillo “progre” y políticamente correcto organiza una comisión de genero como si estas temáticas podrían tener un campo de autonomía en lugar de , como evidentemente sucede, atravesar todo el espectro de la vida social. Lo cual nos pone de cara ante la realidad de la imposibilidad de una “política de género” como acción política autónoma y escindida. Mas bien ante lo que estamos es ante una problemática que se convierte en una dimensión o aspecto a mensurar en toda iniciativa política.

Pero claro, a los grupos troskos esto les sirve para atraer desquiciad@s, y a los progres les brindas una nueva oportunidad para la corrección política.

Fijense sino, que contradictorio y hasta humillante para las propias mujeres es el hecho de que sus bancas en el congreso deban estar asignadas en un porcentaje mínimo según lo establece una ley ”progre”, en lugar de ser disputadas de igual a igual con cualquier hombre ¿No es esto contradictorio?

No, es bien coherente tanto con la postura martirizada de la mujer que retratan muchos grupos de estos, como con el oportunismo progre de instalarse positivamente en (y ratificar) aquel imaginario que lejos de asumir a la mujer como un igual, parte de una paternalista concepción de “criaturas indefensas” que bien poco tiene que ver con una lucha por la equidad.

Ademas esta salida lo que en realidad termina logrando es escamotear la discusión adentro de los propios partidos para que sus dirigencias machistas y pacatas le concedan el espacio a las mujeres que estas realmente merezcan. En lugar de eso, se resguarda cinicamente la cohesión interna a través de la promulgación de una ley que de paso puede llagar a arrimar un par de votos.

Otra cosa que realmente tampoco se entiende es que tanto tendrá que ser automáticamente asimilado al universo femenino (asi como la propia cuestión de genero parece una cuestión de genero exclusivamente femenino) el tema del aborto, con el cual parece que hay que estar de acuerdo o ser tildado automáticamente de fachista. Si uno es hombre y adhiere todo esta ok, pero si no, esta uno automáticamente descalificado para opinar solo por ser (o elegir ser , ya que estamos tan postmo) hombre. Este suele ser un tema de barricada inentendiblemente reivindicado por la izquierda y resistido por sectores conservadores…

Veamoslo así, los conservas son mala gente y sin embargo defienden la vida. Los zurdos, supuestamente socialistas y colectivistas, quieren la igualdad y sin embargo avalan un tema ultraliberal que no se disputa en otro terreno que el de la ampliación mas radical de las libertades del individuo!!! ¿Quién es quien?

Por ello grupejos de desquiciadas como Las rojas o Pan y rosas (que no son otra cosa que una mascarada para los partidos trotskistas PO y el PTS respectivamente) se infiltran en cuanto encuentro de mujeres allá y tratan de torcer la discusión en cualquier espacio hacia la reivindicación por la legalización del aborto, llagando aun a limites delirantes. Figúrense lo que le paso a una amiga que en el encuentro de Jujuy participo en un ámbito de “Mujer y reinserción para las capacidades diferentes”, y llego el grupejo para pudrírselas y terminar arengando por la liberación de Tejerina, único tema de su agenda para ese encuentro…

Para concluir, cierto discurso postmoderno enfatiza en la lucha de las minorías como principal agencia de movilización y cambio social. Por ello la izquierda, tan tradicionalmente monolítica tras su ideario de consolidación del partido en términos leninistas va levantando temáticas exclusivas para traer agua a su molino. Este fenómeno también se liga al auge de las ONGs, curro complejo si los hay, que se dedican a problemáticas especificas financiadas con el dinero de multinacionales o organismos multilaterales de crédito.

Tenemos entonces una sociedad civil bastante activa, pareciese, hay grupúsculos que luchan por la igualdad de genero, el aborto, las minorías étnicas, otros que quieren mas educación vial y otros que pretenden frenar la caza indiscriminada de koalas.

Mientras la lucha por los derechos de las minorías se radicaliza las grandes mayorías que son el Pueblo todo, sigue incrementando sus bolsones de pobreza. Se siguen muriendo de inanición 37 chicos por día en un país que produce al año 20 veces la cantidad de alimento que necesita para que su población subsista.

Quien escribe, cree apasionadamente en la práctica del movimientismo como herramienta de construcción política. En la contundencia de ámbitos específicos y concretos de organización, como los sindicatos, cooperativas, agrupaciones estudiantiles, etc que con motivo de problemáticas urgentes del colectivo van conformando alternativas solidarias cuyo alcance comienza a reclamar horizontes mas bastos para profundizar las transformaciones.

Pero jamas debe olvidarse que todas estas luchas, si bien exigen resultados en el corto plazo, no deben abandonar la necesidad de una articulación mayor y menos sectaria ya que todas y cada una de ellas es el emergente donde se ha materializado en su particularidad concreta, una totalidad abstracta que las abarca, que es el propio ordenamiento social capitalista.

Hasta entonces todo movimiento continuara jactándose de ser el mas vulnerable y explotado y por ende reclamara estar la vanguardia de las problemáticas sociales. Toda una fiesta en el Titanic, mientras las grandes y silenciosas mayorías padecen.

Contra los llamados goticos


“El gótico es mostrar al mundo que no hay justicia,
que estamos cansados de eso y que nos tenemos que refugiar
con ropas negras (nuestro eterno luto por el mundo)
para gritar "¡Los odio a todos, ya no puedo más!"
y entonces aislarnos de ellos
y hundirnos en nuestro mundo, para siempre.”

“Si de veras quieres saber lo que es sufrir...
entonces ve a vivir a un pais del tercer mundo!!!”
Sout Park
Dialogo de Kenny a Stand
durante su experiencia como gotico


Durante el primer lustro de los 90s quienes cultivábamos golosamente nuestra afición por el rock con discos de Pantera o Caníbal Corpse, comenzamos tempranamente a notar el gradual desembarco de bandas europeas que se direccionaban a un nuevo horizonte sonoro de imponentes climas y majestuosa melancolía y dramatismo en su acervo melódico. Eran el primer Paradise Lost, Therion, y hasta los americanos de Tipe 0 Negative. Comenzó a resonar la palabrilla “gótico” como una referencia a investigar. Dimos entonces con el darck pop de los 80s, redescubriendo The Cure, The Cult y Siuxsy que realmente nunca había sido olvidada por nuestros primos del Punk y el Hardcore… pero también llegaron Bauhaus, The sisters of merci y Fields of the nephilin. Todos hallazgos que celebrar calurosamente y un imprevisto giro hacia las sombrías delicias nocturnales nos hechizo por algunos instantes. Tal vez por que no llegamos a vivir con intensidad la oscuridad grunge es que hayamos tenido una suerte de adolescencia tardía embelezados por el influjo de Moonspel, Empirium y los majestuosos Lacrimosa. Un paraíso terrenal se habría paso para mutar ahora incluso el black metal y con Cradle of Filth y Dimu Borgir ya estábamos tocando el cielo con las manos, cuando tras ellos llegaban Arckturus y The kovenant!!!. Extraño cóctel aquel. Nihilismo, misticismo, melancolía y tragedia teñidos de los mas deliciosos matices nocturnales.

Pero lo bueno no dura demasiado sin que la industria cultural lo vulgarice y licue todo elemento que pudiera resultarle un genuino escollo para la realización de su masividad que no es otra cosa que la realización de su mercado. Y con esto no digo que lo masivo sea ontologicamente negativo, eso seria incurrir en una concepción elitista de los consumos culturales, al fin y al cabo en 1982 Maiden era la banda mas importante del planeta. Digo solo que las estrategias comerciales para venderte algo suelen tener que ser lo suficientemente edulcoradotas como para hacer hetorogeneizable cualquier expresión genuina…

Ahora bien, otra curiosa paradoja del auge del gótico, mutado hasta subgéneros delirantemente absurdos como el emocore, es que se trata de una masibidad dispersa. Esto le brinda a estos chicos la ilusión de ser parte de algo realmente particular. De ser ya no los revoltosos del secundario, como éramos nosotros con nuestras chaquetas metaleras (y la actitud con la que las acompañábamos, claro), sino de ser los “raros”, los “misteriosos”… Nuestra pasión por la musica nos hacia conocer toda la genealogía de nuestro santoral de héroes, los diferentes marcks de Purple, la discografia del Sabbath de Ozzy, los discos bisagra de la N.W.O.B.H.M., etc, etc.

Los chicos góticos en cambio sienten el derecho de desconocerlo todo (cualidad que compartieron quizás con el ñumetal cuando este genero amenazo con comerse el mundo, como toda moda… ), no hay en su subcultura ni tradiciones ni próceres que rememorar, basta la profusa aunque al mismo tiempo baga alusión a un anticristianismo que hubiera sido mas entendible en el siglo XVIII que en este postmoderno siglo XXI, y un antojadizo coqueteo con el sadismo y la bisexualidad… Como verdaderos chiquillos de la postmodernidad se regodean en pertenecer a algo que solo ellos, o mejor dicho cada uno de ellos puede comprender y con eso les basta, ya que les ahorra el trabajo de hallarse comprometidos con algún tipo sistema ideológico (usando el término en sus acepciones mas lábiles) conforme el cual deban ser coherentes.

Pero esta abulia se extiende incluso al rastreo de los hechos mas puntuales que pudieran detallarse de su universo de referencia. Es gracioso ver por ejemplo como muchos copian y pegan el desastrosamente incompleto informe de la wikipedia en castellano sobre el gótico, atribuyéndoselo a su propia autoría. O como queda tan lindo mencionar que el origen de la palabra gótico se atribuye al historiador de arte Giorgio Vasari quien nombro así al arte barbarico precristiano, omitiendo eso si, por que claro… había que seguir leyendo historia del arte y eso no parece tener onda para hacerse el oscuro… que Giorgio Vasari en realidad califico asi a este arte creyendo erróneamente que pertenecía a los pueblos godos, o visigodos de allí lo visigotico…

Ni que pedir del movimiento social de protesta que durante el siglo XIX se desarrollo con personas que se pintaron la cara para expresar que el sistema los tenia muertos. Sin duda un relato tan fascinante como el de los luditas (aunque es de aventurar una resolución menos trágica). Cuando uno busca mas sobre esto aparecen los mismos balbuceos en todos los foros: Francia de 1860, obreros y estudiantes con la cara pintada ( O estaran hablando del mayo frances?)… nadie sabe otra cosa que repetir esos datos… tampoco debe importarles dadas las implicancias mundanamente políticas que roza el la historia en cuestión.

Así y todo puede uno encontrar una tragicómica pretensión letrada en imbeciles que se pavonean de haber leído dos (o tal vez tres) libros de Niestche y creen que con eso les basta para sostener un debate filosófico (con algún interlocutor de su misma talla) al tiempo que justificar sus ínfulas de pseudonihilistas superados. Con mucha suerte pueden sumarle al menú algún poema suelto de un romántico como Biron o Victor Hugo por que alguien les dijo que eso tiene onda y en una de esas el combo cierra con Poe, Lovercraft e inclusive algún autor best seller como Anne Rice… basta con esto para aspirar al canon de muchachos “cultos” que su sistema de prestigiacion interna establece…

Es curioso, en la medida que uno reconstruye los rebordes de la subcultura gótica generada en Europa entre los 80s y los 90s puede entender ciertas cosas como propias de las culturas juveniles de los países del primer mundo. De hecho nos es casual que su acogida en nuestros pagos provenga preponderantemente de los chicos de las clases medias (siempre tan atentas a las producciones culturales de los países “serios”) donde según algunos estudios de antropología social, la juventud tiende mas a la andróginea estética que a la ruda masculinización, mas propia de los sectores populares, como es en el caso de las chicas rolingas...

El paganismo, por ejemplo, ha sido un elemento románticamente reivindicado por los góticos europeos. Pero como nuestra educación mitrista sarmientina nos ha enseñado, en América no tenemos un pasado pagano precristiano. Los “darcketos” mexicanos, sin embargo, echaron mano a su sincretismo del día de los muertos y estetizaron su gótico local con sus paganismos regionales. Pero claro, es Mexico, que no tiene empacho en mostrarse mestizo. Esto mismo horrorizaría a nuestros chicos, como van a hacer algo que los aleje de su masturbatoria aspiración anglosajona?...

Ellos son vampiros, pero vampiros posta! Es decir, a la europea. Por eso lloriquean constantemente por todo lo que los rodea, viven intensamente la gran tragedia de que lo que los rodea no es precisamente un bosque celta, un castillo medieval o un monasterio druida... Los invito a observar este tipo de comentarios que se deslizan al pasar en las paginas y blogs de engendritos góticos clasemiederos (los únicos posibles por otra parte) locales, que rezan amargamente el sentirse rodeados de “incultos”, “ignorantes”, “brutos” y apelativos por el estilo, que parecen con su sola presencia perturbar la onda sensibilidad de sus atormentados espíritus… Quizá por traerles a la mente que mas allá de sus melindres, tras la ventana hay algo jodidamente conflictivo enserio, llamado mundo real…

Será por ello que no existe prácticamente ninguna banda local que este interesada en cantar en lengua vernácula. Un Ricardo Iorio algo más joven y lucido que el actual supo decir alguna vez que “las bandas que cantan en ingles es por que no tienen nada para decirle a la gente”, y algo de eso habrá…

O que estas estén siempre metiendo elementos de folck europeo para aproximarse a como las bandas europeas suenen, pero no a lo que estas bandas europeas intentan representar con su sonido, es decir, lograr una sombría captura sobre su hetos cultural. Para intentar eso los góticos de aquí debieran por ejemplo, remitirse al tango… pero ya se sabe, eso es mucho pedir para estos pequeños colonizados mentales que solo se conforman con parecer europeos…

Todo esto que aquí expongo podrá parecer una diatriba provocadora lanzada contra estas caricaturescas alimañas (casi mayoritariamente pubertas queremos pensar…) que viven de postear boludeces a su grupillo de freaks, consumir anime, presumir de una sexualidad morbosa o ambigua y vestirse de rarillos atormentados, y es muy posible que de momento solo este sea su alcance.

La verdad es que en un futuro post me aproximare mas críticamente al real movimiento gótico, que no puede ser mas que un conjunto de dispositivos discursivos (discos, publicaciones, declaraciones, etc) y practicas culturales (practicas ritualizadas, lugares de encuentro y demás), para desentrañar mejor las ambigüedades y contradicciones de este curioso universo estético con pretensiones de subcultura.

Por lo pronto y como saldo general podemos aventurar que lo gótico según sus cultores nos dejan entrever, es algo así como una película de Tim Burton:

Estética impresionante, entretenimiento asegurado, pero incapaz de suscitar una verdadera, profunda y conmovedora emoción.